LA ENFERMEDAD. O la traición de Judas



LA ENFERMEDAD.
O la traición de Judas.

A mis queridos:
Mahalat
Miguel
Rodrigo
Karla
Ximena

A mis hermanos Judith y Víctor

A Emiliano Pastor

A mis amigos presentes.


Personajes:

DR. RULTZ
Médico con cáncer en etapa terminal.
TOTÓ
Pequeño heredero de la línea intelectual familiar.
DRA. LAXIS
Mala definición entre hombre y mujer.
DR. STEIN
Hombre guapo e hipersensible.
MYLENE
Hermana del Dr. Rultz. Ama de casa.
DR. FOCK
Burócrata institucionalista políticamente correcto.
PERRO
Peluche.
VOZ
 La que quería decir algo.



“Que cuando me entierren, el sonido de los aplausos no me deje escuchar la tierra golpeando mi féretro,
mucho menos, el llanto de mi madre y mis hermanos”.



Cuarto del Dr. Rultz, todo es blanco. Una chimenea calienta la habitación. Rultz duerme en una cama muy alta con un suero directo a la intravenosa. A los pies de la cama, el pequeño Totó juega armando una ciudad con legos mientras canturrea, tiene al lado un perro de peluche que lo mira jugar. Totó termina de armar sus legos, se pone de pie y, con una patada, los deshace y vuelve a empezar. Rultz despierta. Mira sorprendido y temeroso a Totó.

RULTZ: ¿Hola?
TOTO: …
RULTZ: Hola... ¿Qué eres, criatura?
TOTO: Soy Totó.
RULTZ: ¿…Qué haces en mi cuarto?
TOTO: Estoy jugando.
RULTZ: … ¿Cómo entraste?
TOTO: …
RUTZ: Eres un pequeño demonio que ha venido a torturarme, seguramente.
TOTO: Soy el gigante Totó.
RULTZ: ¿Sí? Para ser un gigante, te sobra escasez. ¿Qué haces aquí?
TOTO: Construyo ciudades.
RULTZ: ¿Y debes hacerlo en mi cuarto?
TOTO: Dijo mamá que debo estar acá hasta que regrese.
RULTZ: ¿Quién es tu madre, pequeño?
TOTO: Soy el gigante Totó. Mido poco menos que de aquí a las nubes y en mis manos caben ciudades enteras (Termina de destruir su ciudad).
RULTZ: (Histérico) ¡Ah! ¡Sal de mi cuarto!
TOTO: (Sentándose y volviendo a construir su ciudad) Necesito construir mi ciudad.
RULTZ: (Protegiéndose con la sábana) ¿Eres el tormento previo a la muerte?
TOTO: Mamá fue a comprar cosas para la ceremonia y dijo que debía quedarme a cuidarte porque soy menos estorboso cuando no me tiene a su lado.
RULTZ: ¿Para mi ceremonia de muerte?
TOTO: Cuando mamá me tiene a su lado dice que sufre un poco.
RULTZ: La comprendo perfectamente. Escucha, criatura… ¿puedes salir de mi cuarto, por favor?
TOTO: Los atardeceres deben ser hermosos en la Ciudad de la Alegría. ¿Conoces la Ciudad de la Alegría?
RULTZ: No, ¿escuchaste lo que te dije?
TOTO: Perro y yo llegaremos algún día.
RULTZ: ¿Alguna vez respondes lo que se te pregunta? Deberías aprender a escuchar. Te servirá para la vida.
TOTO: No me gusta la vida.
RULTZ: ¿No?
TOTO: No.
RULTZ: …Curioso espécimen.

Totó en sus legos. Rultz lo mira analizándolo.

RULTZ: A ver… supongamos que te pierdo el miedo e intentamos dialogar. Es simple, yo te digo algo y tú respondes información directamente vinculada con lo que te estoy diciendo. ¿Es claro?
¿Hola? Te estoy hablando...
Con esa actitud, me das un aire familiar.
TOTO: Soy tu sobrino.
RULTZ: ¿Tengo un sobrino?

            Silencio.

RULTZ: ¿Hijo de quién eres?
TOTO: De mi mamá.
RULTZ: Mira… qué cosas. Si eres tan listo como gigante, todo se explica.

            Silencio.

RULTZ: Bueno, ya estuvo bien, ¿puedes salir de mi cuarto, por favor?

            Totó mira una pieza del lego. La examina y termina arrojándola.

RULTZ: ¿Qué haces?
TOTO: Estaba rota.
RULTZ: ¿Y por qué la tiras? Afeas mi paisaje.
TOTO: No importa, ya te vas a morir.
RULTZ: No me hables así, engendro. ¿Tienes idea de con quién estás hablando?
TOTO: Con mi tío Rultz.
RULTZ: ¿Sabes lo que significa estar en mi presencia?
TOTO: No.
RULTZ: Deberías. No soy un cualquiera.
TOTO: Yo soy un niño y tú un moribundo. Estamos en el momento justo de la vida en que no se toman las cosas en serio.
RULTZ: …
Eso no te da derecho a hacer de mi pieza un basurero.

            Silencio.

RULTZ: Bueno… ¿te vas a ir?
TOTO: Mamá dijo que me quedara acá.
RULTZ: ¿Dónde está tu madre?
TOTO: Ya te dije que fue a hacer compras para tu ceremonia.
RULTZ: ¿Sí? ¿Y qué haces tú aquí?
TOTO: Ya te dije que le estorbo menos cuando no estoy con ella.
RULTZ: Sabia tu madre. Nada se le escapa.
TOTO: A veces me le escapo yo.
RULTZ: ¿Y qué haces cuando te le escapas?
TOTO: Voy con Perro a buscar La Ciudad de la Alegría, donde moriremos sin incomodar y todos reirán.
RULTZ: Mira qué cosas…
¿Dónde está esa ciudad?
TOTO: No sé. Nunca hemos llegado. Pero quiero ir.
RULTZ: ¿Por qué?
TOTO: Porque no quiero que lloren cuando yo muera.
RULTZ: Eres muy pequeño para pensar en la muerte.
TOTO: En algo debo pensar.
RULTZ: Indiscutible. ¿Cómo dijiste que te llamas?
TOTO: Totó.
RULTZ: Como mi abuelo…
TOTO: ¿Tuviste un abuelo?
RULTZ: Lamentablemente. Pero murió joven y todo se resolvió. En la familia, la gente que se llama “Totó”, muere muy joven.
Felicidades…
TOTO: ¿A qué edad moriré?
RULTZ: No sé. Pero me estás dando una envidia atronadora.
TOTO: Bien.
¿Tú por qué eres mi tío?
RULTZ: Mala planificación familiar.
TOTO: Ah…
RULTZ: En nuestra familia, es necesario tener sólo un hijo.
TOTO: ¿Sí?
RULTZ: Pertenezco a un amplio linaje intelectual. La línea intelectual no se bifurca, sólo una persona en la familia puede continuarla. Mi padre tuvo a bien tener un segundo hijo y luego a tu madre. Mi hermano tiene retraso mental y tu madre es ama de casa. Yo soy un reconocido doctor, solo y sin descendencia. ¿Qué significa eso? Que soy el único intelectual y es por eso que fui miembro de la Fundación.

            Silencio.

RULTZ: ¿Has entendido?
TOTO: No.
RULTZ: Claro. Demostrado está.
TOTO: ¿Qué?
RULTZ: Que con mi muerte llega el fin de la inteligencia.
TOTO: ¿Por qué, tío Rultz?
RULTZ: Porque no tengo hijo.
TOTO: ¿Por qué?
RULTZ: ¿Cómo que por qué? Te lo acabo de explicar.
TOTO: ¿Sí?
RULTZ: …
Por algo los elegidos de la Fundación no hablamos con coeficientes inferiores.
TOTO: Yo puedo continuar el legado intelectual.
RULTZ: ¿Tú?
TOTO: Sí.
RULTZ: …
No está en tu naturaleza, pequeño.
TOTO: Soy el gigante Totó. Mido un poco menos que de acá al cielo y mis manos son tan grandes que les cabe una ciudad completa (Destruye su ciudad de legos).
RULTZ: ¿Qué haces?
TOTO: Construyo (Empieza a construirla otra vez).
RULTZ: ¿Por qué la destruyes?
TOTO: Porque puedo volverla a construir.
RULTZ: Ah…
            …
Criatura, hazme un favor y sal de mi cuarto.
TOTO: Debo cuidarte.
RULTZ: ¿Tú?
TOTO: Dijo mamá que es mi misión.
RULTZ: ¿Tu misión? ¿Sabes siquiera qué es eso?
TOTO: No. Pero hay que cuidarte, dijo mamá que es importante porque tú eres importante.
RULTZ: Ah…
Entonces échate afuera de la puerta y a lo que se acerque, grúñele.
TOTO: Eso lo hace Perro.
RULTZ: Pues ve y acompáñalo.
TOTO: Prefiero que él esté conmigo.
RULTZ: Por eso, ve con él.
TOTO: Ya estoy con él.
RULTZ: ¿No me dejarás solo, cierto?
TOTO: Ajá.

            Silencio. Rultz se oculta bajo la sábana. Totó sigue construyendo. Toma una pieza, la mira y, tras un momento, la arroja.

RULTZ: ¿Puedes dejar de hacer eso? Intento descansar en paz.
TOTO: No.
RULTZ: Si no vas a estar en silencio, ven que me harás un favor.
TOTO: ¿Yo?
RULTZ: ¿Quién más? Sube a la cama y ráscame la espalda.
TOTO: ¿Ya me perdiste el miedo?
RULTZ: Por un momento, aunque lo recuperé al saber que eres mi familia. (Asomándose de abajo de la sábana) Deja eso en paz y ven rascarme la espalda.
TOTO: Hueles a caca de gato.
RULTZ: ¿A caca de gato?
TOTO: Sí.
RULTZ: ¿Y?
TOTO: No me gusta el olor de la caca de gato.
RULTZ: Es un olor dulce, no debería incomodarte.
TOTO: Me repugna.
RULTZ: Anda, chiquillo, sube a la cama y ráscame la espalda. Es un honor que me rasques la espalda.
TOTO: No me gustan los olores dulces.
RULTZ: No respires. Respira allá abajo, sostén el aire mientras subes y una vez que termines, bajas y respiras.
TOTO: ¿Por qué hueles a caca de gato?
RULTZ: Es el olor de la enfermedad.
TOTO: ¿Cuál enfermedad?
RULTZ: La que tengo.
TOTO: ¿Estás enfermo?
RULTZ: ¿Por qué crees que estoy en cama?
TOTO: Pensé que te gustaba llevar una vida relajada.
RULTZ: Pequeño, a pesar de esta sensación de desprecio que te tengo… pienso que sí puedes ser mi sobrino. Es más, te lo voy a reconocer. Ven a mis brazos.
TOTO: ¿Para qué?
RULTZ: Para abrazarte.
TOTO: Pero dijiste que te doy miedo.
RULTZ: El miedo siempre es menor que la comezón.
TOTO: Sólo quieres que suba a la cama para rascarte la espalda.
RULTZ: Vivillo. Empiezas a agradarme. ¿Cómo dijiste que te llamabas?
TOTO: Totó.
RULTZ: Como mi abuelo…
Bien. Creo que ante la falta de alguien más, tú podrías preservar la línea intelectual familiar. Incluso, algún día,  tal vez llegues a ser parte de la Fundación, como lo fui yo.
TOTÓ: ¿Sí?
RULTZ: Sí. Pero sube a rascarme la espalda.
TOTO: Perro puede rascártela. Puede hacer muchas cosas y no le desagrada el olor dulce. En realidad no le desagrada nada, es un peluche feliz.
RULTZ: “Qué lindo”… pero no tiene uñas.
TOTO: Porque no es agresivo. Le faltan uñas y colmillos. Pero tiene colita y la mueve cuando está contento.
RULTZ: Criatura, deja de decir estupideces y de una buena vez sube a rascar la espalda de este hombre que muere. (Suspira) Ése es mi mayor deseo.
TOTO: ¿Que te rasque?
RULTZ: No, morir. Y esta noche al fin lo haré y recibiré por fin todo el reconocimiento que merezco. Aunque rascarme me hará feliz. Sube y le diré a tu madre que te compre lo que quieras.
TOTO: ¿Lo que quiera?
RULTZ: Lo que quieras. ¿Qué se te antoja?
TOTO: Un boleto a La Ciudad de la Alegría.
RULTZ: Concedido. Sube y te lo comprará.
TOTO: ¿Cuándo?
RULTZ: Para tu cumpleaños. Ahora, calla y sube.
TOTO: La cama es muy alta.
RULTZ: ¿No eres un gigante?
TOTO: Sí.
RULTZ: Bueno, pues trae acá esa enorme mano que contiene ciudades enteras y úsala para rascarme la espalda.
TOTO: ¿Y si se me caen las ciudades?
RULTZ: Para eso están los arquitectos. Las levantarán de nuevo los inútiles.
TOTO: Papá es arquitecto.
RULTZ: Albañil de pedigree.
TOTO: Tío, ¿yo debo estudiar?
RULTZ: Por supuesto. Más si preservarás la línea intelectual familiar.
TOTO: ¿Qué voy a estudiar?
RULTZ: Puedes estudiarme la espalda.
TOTO: ¿Cómo?
RULTZ: ¡Vamos a jugar al doctor!
TOTO: ¿Como tú?
RULTZ: Exacto, al doctor como yo.
TOTO: ¡Yo quiero ser doctor!
RULTZ: Bien, el buen Dr. Rultz te enseñará.
TOTO: ¿Qué hago?
RULTZ: Sube a la cama.
TOTO: Bien.
RULTZ: Pero deja ese peluche en el piso.
TOTO: Será mi asistente.
RULTZ: Te gusta la servidumbre. Creo que me agradas.
           
Totó sube con esfuerzo.

TOTO: ¿Qué hago ahora?
RULTZ: Ponte detrás de mí, empújame un poco y ábreme la bata.
TOTO: Bien. ¿Ahora?
RULTZ: Te voy a enseñar las partes de la espalda. Es más, vamos a hacer un juego interactivo.
TOTO: Me gustan los juegos interactivos.
RULTZ: Pues… ¡Bienvenido al juego interactivo del Dr. Rultz! Coloque su mano en el extremo superior derecho de la espalda y rasque.
TOTO: ¿Superior derecho?
RULTZ: Sí.
TOTO: ¿Eso dónde es?
RULTZ: Es un juego. Si fallas, no tendrás premio. Inténtalo.
 ¡Bien! ¡Eso que usted acaba de rascar es el omóplato y ha ganado 100 puntos!
TOTO: ¡100 puntos!
RULTZ: ¡Y si rasca de nuevo se llevará otros 100!
TOTO: ¡Otros 100!
RULTZ: 200… 300… 400… 500… 600… ¡Bien! Ahora, pase la mano al omóplato izquierdo si quiere el bono de 500 puntos y rasque fuertemente.
TOTO: ¿Qué tan fuerte?
RULTZ: Lo suficiente para llevarse el bono. Según la fuerza le indicaremos el puntaje.
TOTO: Entonces que te rasque Perro (Toma al peluche de la pata y empieza a rascar) ¿Así?
RULTZ: Y sí, así…100... 200… 300… 400… ¡500! ¡Se ha llevado el bono!
TOTO: Más los otros… ¿cuántos llevo?
RULTZ: No sé, ¿cuántos llevabas?
TOTO: Sólo sé contar hasta 10.
RULTZ: Bueno, pues llevas… ¡1000 puntos!
TOTO: ¿Tantos?
RULTZ: Sí.
TOTO: ¡Nunca había tenido tanto de algo!
RULTZ: Las ventajas de rascarle la espalda al Dr. Rultz.
TOTO: Sí.
RULTZ: Bien, ahora ganarás 100 puntos por cada vértebra.
TOTO: Tío Rultz…
RULTZ: Un momento, criatura. Que seas hijo de mi hermana no te da derecho a llamarme tío.
TOTO: ¿No?
RULTZ: Claro que no. ¿Quién te has creído? Yo soy alguien importante.
TOTO: ¿Entonces cómo te digo?
RULTZ: Doctor Rultz. Mi apellido es de abolengo así que cuida la pronunciación.
TOTO: Ah…
RULTZ: ¿Está claro?
TOTO: Sí, tío Rultz.
RULTZ: Te he dicho que me digas Dr. Rultz.
TOTO: Sí, tío Rultz.
RULTZ: Harás lo que se te venga en gana, ¿cierto?
TOTO: ¿Qué son estas manchitas?
RULTZ: ¿Cuáles?
TOTO: Éstas de tu espalda.
RULTZ: Son pecas.
TOTO: Parecen estrellas.
RULTZ: ¿Estrellas?
TOTO: Como las que salen en mi casa.
RULTZ: ¿En tu casa salen estrellas?
TOTO: Cada noche afuera de la ventana y arriba del jardín.
RULTZ: ¿Y son como mis pecas?
TOTO: Parecidas.
RULTZ: Es una prueba más de mi grandeza. Soy tan majestuoso que tengo estrellas en la espalda. Hoy que muera me convertiré en una constelación, Totó.
TOTO: Me dijiste Totó.
RULTZ: Cierto. Qué curioso. Debe ser porque me has tocado y hemos creado un vínculo.
TOTO: Bien.
RULTZ: Bien.
TOTO: Me gustan las estrellas de tu espalda.
RULTZ: ¿Sí? Podrás recordarme al verlas en el cielo.
TOTO: ¿Cuándo morirás?
RULTZ: Te he dicho que hoy. Tu madre está preparando la ceremonia de mi muerte. Vendrá mucha gente a darme el reconocimiento y los halagos debidos además de acompañarme en mis últimos momentos; amigos, colegas, conocidos, periodistas… el jet set de la sociedad, amigos de ellos, y amigos de los amigos de ellos, un cuarteto y comida para todos, incluida alguna que otra gente que no me quiere pero anda de evento social en evento social. Pero mientras me aplaudan...
TOTO: ¿Todos vendrán?
RULTZ: ¡Claro! Me tienen que reconocer.
TOTO: ¿Por qué?
RULTZ: ¡Porque lo merezco!
TOTO: ¿Por qué?
RULTZ: Porque soy un doctor de élite, fui miembro de la Fundación.
TOTO: ¿Tío Rultz, qué es la Fundación?
RULTZ: El círculo más importante y selecto de doctores en este país. Es un verdadero privilegio ser parte de ellos. Sólo los mejores estamos o estuvimos en la Fundación y la Fundación sólo valida a los que están con ella. Fuera de la Fundación, eres nadie.
TOTO: ¿Por qué?
RULTZ: Porque fuera de la Fundación, ¿quién serías?
TOTO: Totó.
RULTZ: Es el problema de tratar con tu especie, no comprenden las cosas de los importantes.

Timbre.

TOTO: Tocan.
RULTZ: Sí.
TOTO: ¿Quién será?                                      
RULTZ: Y qué sé yo. Ve a ver.
TOTO: Mamá dijo que no le abriera a nadie.
RULTZ: ¿Y si es ella?
TOTO: Lleva llave.
RULTZ: ¿Y si la perdió?
TOTO: Deberá entrar por la ventana.
RULTZ: ¿Por la ventana?
TOTO: No hay otra forma.
RULTZ: ¿Y si la ventana está cerrada?
TOTO: Se quedará sentada afuera hasta que papá llegue.
RULTZ: Y entonces te va a castigar.
TOTO: No, me dará un premio por haber obedecido.

Timbre. Totó baja de la cama.

RULTZ: ¿Vas a abrir?
TOTO: No. (Sigue con sus legos. Rultz mira hacia la puerta del cuarto).
RULTZ: ¿No te causa morbo saber quién toca?
TOTO: No sé qué es el morbo.
RULTZ: Bueno… una sensación que sientes en el estómago y que te obliga a hacer cosas que no deberías hacer.
TOTO: ¿Como la diarrea?
RULTZ: No precisamente, pero se relacionan.
           
Timbre.

RULTZ: Ve a ver quién es.
TOTO: No puedo.
RULTZ: Quizás sea la muerte que ha llegado por mí. Sabe lo importante que soy y también ha venido a reconocerme. Ventajas de ser parte de la Fundación.
TOTO: Ha llegado antes de tiempo. Tu muerte es en la noche y aún es de día.
RULTZ: Qué delicia. Poderla ver antes... Tal vez hasta me quiera hacer una entrevista. Ábrele e invítala a pasar.
TOTO: No puedo, mamá me regañaría.
RULTZ: Yo te disculparé con tu madre. Tráeme a mi muerte.
TOTO: Me da miedo abrirle. Me cuesta hablar con desconocidos.
RULTZ: A mí nunca me habías visto y me hablas demasiado.
TOTO: Eres mi tío. La familia se habla.
RULTZ: ¿Sí?
Bien. Anda a abrirle a mi muerte.
TOTO: Tendrá que esperar a que mamá llegue con las cosas de la ceremonia. ¿Tío Rultz, yo debo estar en tu ceremonia?
RULTZ: No fuiste requerido.
TOTO: Ah…
RULTZ: Puedo invitarte si vas a abrir la puerta.
TOTO: Prefiero no estar, soy muy poco sociable.
RULTZ: Haz lo que quieras pero anda a abrirle a mi muerte. Comienzas a desesperarme.
TOTO: Aún es muy temprano. Llegar antes de tiempo es ser impuntual y a mamá le molesta ese tipo de gente. Además, me ha prohibido abrir la puerta.
RULTZ: Bueno, al menos ve a ver quién es. No vas a abrir, sólo ver. No rompes ninguna regla.
TOTO: No quiero.
RULTZ: Te destituiré de ser mi sobrino. No te estás comportando a la altura de un Rultz.
TOTO: Soy el gigante Totó (Destruye su ciudad de legos.).
RULTZ: Eres un fastidio (Se recuesta. Totó empieza a construir otra vez su ciudad. Tras un momento, se escucha un golpe seco).
TOTO: ¿Qué fue eso?
RULTZ: No sé, si estuvieras en la sala viendo quién tocaba, también te hubieras enterado de qué fue eso.
TOTO: (Abrazando a Perro) ¿Un ladrón?
RULTZ: Hace tanto que no me visitan los ladrones.
TOTO: ¿Quién será?
RULTZ: Ve a ver.
TOTO: ¿Y si me roban?
RULTZ: Les agradeceré.
TOTO: ¿Y quién preservará la estirpe intelectual?
RULTZ: Eres hábil. No pareces un niño de tu edad.
TOTO: Eso dice mamá.
RULTZ: Sería interesante examinarte el cerebro. Lo abrimos lento y verificamos las reacciones químicas en cada proceso de pensamiento.
TOTO: ¿Me va a doler?
RULTZ: Eso tendrás que decírnoslo tú.
TOTO: ¿Se lo tendré que contar a mi analista?
RULTZ: ¿Te analizas?
TOTO: Sí. Mi doctor dice que es obligatorio y necesario.
RULTZ: Los psicoanalistas no son doctores. Son una manga de incomprendidos intentando comprender a otros. Una plaga posmoderna.
TOTO: ¿Puedo decírselo?
RULTZ: Claro. Anótalo para que no se te olvide.

Se abre la puerta. Entra la Dra. Laxis acomodándose la peluca y la ropa. Totó la mira sorprendido.

RULTZ: (Incorporándose) Laxis, qué grata sorpresa.
LAXIS: Buenas tardes, querido Rultz.
RULTZ: ¿Tú tocabas?
LAXIS: Precisamente. ¿No hay nadie que atienda?
RULTZ: Tenemos problemas con el servicio, ¿sabes?
LAXIS: Tuve que entrar por la ventana, fue lo único que encontré abierto. ¿Y este niño?
RULTZ: Es mi sobrino.
LAXIS: ¿Tienes un sobrino?
RULTZ: Recién me entero.
LAXIS: Qué horror. ¿Quieres que me deshaga de él?
RULTZ: Pierde cuidado, no es tan desagradable como los otros.
LAXIS: ¿Sí? ¿Qué tal ser tío?
RULTZ: Nada se ha modificado en mí.
LAXIS: Interesante.
RULTZ: Así es. Al inicio me dio miedo y quise correrlo pero empiezo a aceptarlo. ¿Será que me estoy ablandando?
LAXIS: No, sólo te estás muriendo.
RULTZ: Cierto. Bien… Niño, saluda a la buena Dra. Laxis.
TOTO: …
LAXIS: ¿Cómo se llama?
RULTZ: Totó.
LAXIS: Como tu abuelo.
RULTZ: Sí.
LAXIS: No tengas miedo, Totó. Dime, ¿vas a la escuela?
TOTO: …
RULTZ: Contéstale a la doctora, es una vieja amiga y colega, además que ahora es miembro de la Fundación. ¡Qué maravilla!
TOTO: ...
RULTZ: Perdona, le cuesta hablar con extraños.
LAXIS: A mí también.
RULTZ: Tráele una silla a la doctora.
TOTO: …
LAXIS: Qué lindo, incluso se paraliza.
RULTZ: Un tic de familia, desaparece con la salida de vello púbico.
LAXIS: Formidable. ¿Puedo sentarme junto a ti?
RULTZ: Si no te incomodan los olores dulces…
LAXIS: Me encantan los olores dulces.
RULTZ: ¿La caca de gato?
LAXIS: Con pan tostado.
RULTZ: Entonces, siéntate (Se recorre un poco. Laxis se sienta en la cama al lado de Rultz y empieza a acariciarle la cabeza. Totó queda paralizado).
LAXIS: Pícaro, tienes la bata abierta.
RULTZ: Sí. Estaba demostrando mi grandeza a Totó.
LAXIS: ¿Cómo?
RULTZ: Le permití rascarme la espalda.
LAXIS: ¡Qué horror! ¿Quieres que te desinfecte?
RULTZ: No es necesario. En realidad fue un servicio que me prestó por ser quien soy. Ya sabes, miembros de élite.
LAXIS: Qué importantes somos.
RULTZ: Y que lo digas.
LAXIS: ¿Tienes comezón aún?
RULTZ: Un poco, sí.
LAXIS: Bien, te rascaré.
RULTZ: Siempre tan amable.
LAXIS: (Rasca) ¿Es muy fuerte?
RULTZ: Nunca es demasiado fuerte.
LAXIS: (Rascando) ¿Sabes? Pensé en traerte flores ya que tanto te gustan; pero luego pensé que no, en este momento se interpretarían de otra manera. Aunque en los funerales también hay flores. Pero sería como llevar pastel a una fiesta de cumpleaños. Tú sabes. Así que bueno… sólo vine yo. Me sentiría mal si no me despidiera de un viejo amigo y colega. Más en su último día de vida.
RULTZ: Siempre tan amable y considerada.
LAXIS: Qué afortunado eres, Rultz. Estar tan pronto a morir… Todos van a reconocerte antes de partir, a felicitarte y a decirte lo genial que eres…
RULTZ: Y que lo digas.
LAXIS: Me das tanta envidia…
RULTZ: Tu momento también está cerca, querida.
LAXIS: Esto de rascarte me recuerda nuestros días compartidos en la Fundación.
RULTZ: Coqueta.
LAXIS: Era tan divertido estar contigo después de las cirugías.
RULTZ: Qué días pasamos.
LAXIS: ¿Recuerdas aquella vez en que perdimos una pinza? (Empieza a cerrarle la bata).
RULTZ: (Riendo) Tremendo. Fue algo maravilloso. Criatura, ven que te contamos algo.
LAXIS: Pero no, Rultz, no me avergüences.
RULTZ: No es para avergonzarte, Laxis. Pero es divertidísimo.
LAXIS: Y que lo digas.
RULTZ: Totó, ven que te contamos.
           
Totó permanece paralizado.

RULTZ: ¡Niño!
LAXIS: Cuéntale desde acá. Terminará interesándose.
RULTZ: Me hace recordar por qué lo odio.
LAXIS: No te amargues la tarde. Hoy es un día importante.
RULTZ: Claro.
RULTZ: Bien. Fue una operación que hizo la Dra. Laxis cuando estaba por entrar a la Fundación. Complicadísima. Apendiceptomía. Yo le asistía. Tardamos horas y al terminar, notamos que faltaba una pinza en el instrumental.
LAXIS: Una Steelson. ¿O fue una llave perica? Es igual. Sigue.
RULTZ: Buscamos por todas partes y no encontramos nada. Pensamos que se había quedado dentro del paciente y tuvimos que abrirlo de nuevo.

Ríen.

LAXIS: Lo mejor fue volverlo a abrir y no encontrar nada.
RULTZ: ¿Sabes dónde estaba la pinza, Totó? La tenía la Dra. Laxis sujetándose el cabello.
           
Ríen.

LAXIS: ¡Ay, no puedo olvidarlo!
RULTZ: Yo tampoco (Se recuesta).
LAXIS: Siempre odié los gorros para operación.
RULTZ: Nunca fueron mucho contigo. Fuiste y eres difícil para la combinación, querida. Tantos cambios de look y nada te acomoda…
LAXIS: (Acariciándole la cabeza) ¿Te has dado cuenta, Rultz querido, que cada que nos vemos nos contamos siempre la misma anécdota?
RULTZ: Como si hubiéramos sido los únicos en hacerlo.
LAXIS: Y siempre me río como si fuera la primera vez que la recordamos o acabara de suceder.
RULTZ: Las maravillas de la memoria.
LAXIS: Y que lo digas.
RULTZ: Tantos estudios en eso…
LAXIS: Sí, querido. Qué buenos tiempos pasamos.
RULTZ: Y que lo digas.
LAXIS: (Cambia completamente el semblante. Se pone de pie) Bueno, Rultz, te lo voy a soltar ya. O te deshaces del cáncer que tienes o nos vemos ante la Fundación.
RULTZ: ¿Eh?
LAXIS: Ya me escuchaste.
RULTZ: (Incorporándose) ¿Perdón?
LAXIS: No te hagas que no sabes de qué hablo.
RULTZ: ¿De qué hablas, Laxis?
LAXIS: Del cáncer que tienes en el estómago. Debes deshacerte de él.
RULTZ: …
LAXIS: Lo he platicado con la Fundación y han decidido que sí, que yo soy la que debe estar enferma de cáncer. Yo soy la que debería estar en este momento en cama convaleciendo para morir en la noche, no tú. Sabes que no puede haber dos enfermos en la Fundación y, por conveniencia, la enferma debo ser yo. ¡La enferma soy yo! Yo soy la que debe ser conocida y REconocida por enferma, y en tanto que tú te darás a conocer primero y yo estoy perdiendo esa oportunidad, o te deshaces del cáncer o nos vemos ante la Fundación. No tienes derecho a robarme esa oportunidad. Como chiste, es malísimo.
RULTZ: Perdón… no entiendo qué pasó. Estábamos hablando tan bien y de la nada te fuiste al carajo. ¿Es una broma?
LAXIS: ¡Por supuesto que no!
RULTZ: Laxis, no entiendo…
LAXIS: Es muy simple, ¡yo debo morir!
RULTZ: Si quieres morir, muérete.
LAXIS: ¡Debe ser por enfermedad!
RULTZ: Estás enferma.
LAXIS: ¡Estoy enferma! (Se quita la peluca mostrando su cabeza calva). ¡Tú sabes que estoy enferma! (Tira la peluca, cae junto a Totó quien empieza a reaccionar).
RULTZ: Precisamente, estás enferma. ¿A qué viene todo esto?
LAXIS: Soy una enferma, soy una enferma, soy una enferma, soy una enferma, soy una enferma, ¡soy una enferma!
           
Totó recoge la peluca y se la pone (chueca).

RULTZ: Todo mundo sabe que tienes cáncer y te reconocerán por eso…
LAXIS: En la Fundación sólo un doctor puede recibir el crédito por estar enfermo y morir de cáncer. Yo soy más grande y me enfermé antes que tú así que ese crédito y reconocimiento los merezco. Me pertenecen. Entonces, o te deshaces de tu cáncer o lo rechazas o lo cambias por otra enfermedad o te tardas en morir o dices que estás enfermo gracias a mí, pero la cancerígena acá soy yo. Enterado estás. El jueves tengo una cita con la Fundación pero antes quise comunicártelo. Te advierto que la Fundación me apoya en todo. Tú decides qué hacer.
RULTZ: Debe ser mentira. La Fundación valora a quienes están en ella. Somos miembros de élite.
LAXIS: Así es,  y tú ya no estás y yo sí.
RULTZ: Laxis, tú conoces desde el inicio mi enfermedad, sabes cómo se originó y sabes bien que es mía. ¡Incluso me ayudaste con ella!
LAXIS: No es asunto de enfermedad, es de reconocimiento. No quieras confundir las cosas.
RULTZ: Muero hoy en la noche. ¡Cómo te deshaces de un cáncer en etapa terminal!
LAXIS: ¡No es mi problema! El punto es que sólo puede haber un doctor que muera de cáncer y por antigüedad, me corresponde. No tienes otra alternativa. ¡La Fundación está de mi lado! Así que te deshaces de tu enfermedad o te olvidas del reconocimiento eterno.
RULTZ: ¿A qué te refieres?
LAXIS: Si no te deshaces de tu cáncer o me dejas morir a mí por ello, la Fundación te quitará todo reconocimiento en tu muerte. Ya lo pacté con ellos.
RULTZ: ¿Cómo puede quitarme la Fundación el reconocimiento de mi muerte?
LAXIS: No hablemos de política, Rultz, ¡estamos hablando de enfermedad!
RULTZ: ¡Tú trajiste la Fundación al tema!
LAXIS: ¡Y está de mi lado! Así que reconoces en público que la enferma debo ser yo.
RULTZ: No entiendo nada de lo que está pasando.
LAXIS: Es muy simple, ¡tú me plagiaste!
RULTZ: ¿Plagiarte?
LAXIS: Así es. ¡Devuélveme mi cáncer! (Se lanza contra él).
RULTZ: (Defendiéndose en la cama) ¡Tú tienes tu cáncer!
LAXIS: ¡Pues no me basta!
RULTZ: ¿No?
LAXIS: ¡No!
RULTZ: ¡Pues entonces vete a la mierda! (La empuja. Laxis cae al piso).
LAXIS: (Levantándose y componiéndose la ropa) ¿A la mierda?
RULTZ: ¡A la mierda!
LAXIS: ¡A la Fundación no le gustará esto! (Se dirige a la puerta para salir, regresa por su peluca y se la quita a Totó). (A Totó) ¡Insolente! (Lo golpea con la peluca. Sale dando un portazo).
TOTO: ¿Qué pasó?
RULTZ: No sé, no entiendo nada… ¡Pero quiero gritar!
TOTO: (Sobándose la cabeza) Tío Rultz, ¿ésa era la muerte?
RULTZ: No.
TOTO: ¿Quién era?
RULTZ: Una señora.
TOTO: ¿Señora?
RULTZ: ¡Y sí, una señora!
LAXIS: (Entrando nuevamente) ¿Cómo se abre esa maldita puerta?
RULTZ: ¡Ábrela con los dientes! ¡Están tan chuecos que la puerta se abrirá antes de que la muerdas!
LAXIS: ¡No acumules, Rultz!
RULTZ: Totó, ¡ábrele la puerta a la señora!
LAXIS: ¡Señorita!
TOTO: No puedo abrir la puert/
RULTZ: ¡Que le abras!
TOTO: Sí, tío Rultz (Se dirige corriendo a la puerta, Laxis lo sigue).
RULTZ: ¡Cuando salga, escúpela!

Se sume en la cama y se tapa la cara. Grita. Tras un momento se escucha un portazo. Entra Totó corriendo, cierra la puerta y se esconde detrás de la cama.

RULTZ: (Sin destaparse) ¿Qué pasó?
TOTO: Se enojó.
RULTZ: ¿La escupiste?
TOTO: Justo acá (señala la pantorrilla).
RULTZ: Bien.
TOTO: Y quiso pegarme.
RULTZ: ¿Y qué hiciste?
TOTO: La escupí otra vez y le cerré la puerta en la cara.
RULTZ: Eres la encarnación de lo políticamente correcto.
TOTO: (Subiéndose a la cama) ¿Por qué estás así, tío Rultz?
RULTZ: ¿Cómo?
TOTO: Así.
RULTZ: ¿Así cómo?
TOTO: Escondido.
RULTZ: Creo que estoy triste.
TOTO: ¿Triste es lo mismo que enfermo?
RULTZ: Casi.
TOTO: ¿Y por qué estás triste?
RULTZ: Porque no entiendo nada de lo que ha pasado. He perdido una amiga.
TOTO: ¿Por qué?
RULTZ: (Saliendo de abajo de la sábana) ¡Porque por lo visto las víboras siempre terminan escupiendo el veneno! ¿Quién se cree esa mujer? Pareciera que no sabe con quién está hablando. Pero se va a topar con pared porque no estoy dispuesto a perder mi cáncer ni a abandonar todo tipo de reconocimientos en mi muerte. ¡Yo lo merezco! Fue demasiado trabajo el tiempo de investigación, mi predisposición genética, la gastroenteritis que me produje, todos los factores de riesgo que cumplí cabalmente y me llevaron a esto. ¿Pero quién se piensa esa mujer?
TOTO: ¿Cuál mujer, tío Rultz?
RULTZ: La que escupiste.
TOTO: ¿Es mujer?
RULTZ: Dice (Solloza).
TOTO: No estés triste, tío Rultz.
RULTZ: No estoy triste. Estoy deprimido. Siento una comezón acá adentro.
TOTO: ¿Te rasco?
RULTZ: No, la comezón que tengo no se rasca.
TOTO: Bueno. Voy a jugar (Baja de la cama).
RULTZ: Totó, sal del cuarto y cierra la puerta, por favor.
TOTO: ¿Estás bien, tío Rultz?
RULTZ: No.
TOTO: ¿Qué tienes, tío Rultz?
RILTZ: ¡Estoy enfermo! ¡Te lo he dicho toda la tarde!
TOTO: …
RULTZ: No te sonrojes. Mejor ve a ver si ya llega tu madre. Tengo un mal presentimiento.
TOTO: ¿Qué es un presentimiento, tío Rultz?
RULTZ: Sentir que algo se acerca.
TOTO: ¿El viento?
RULTZ: Algo más grande.
TOTO: ¿Mamá?
RULTZ: No.
TOTO: ¿La muerte?
RULTZ: No, algo más. Tengo miedo, Totó.
TOTO: Voy a ver si viene mamá.
RULTZ: No, mejor quédate a mi lado.
TOTO: ¿Por qué, tío Rultz?
RULTZ: Porque eso es lo que hace la familia, se acompaña y apoya.
TOTO: Entonces debo ir por mamá.
RULTZ: Totó, si no podías abrir la puerta, menos salir.
TOTO: Cierto.
           
Silencio. El cuarto se obscurece.
Totó empieza a gruñir. Ladra. Toma a Perro y comienza a correr con él por el cuarto. Ladra, olfatea, busca. Ladra. Corre nervioso por el cuarto. Ladra.

VOZ: Judas…

            Totó corre como loco por el cuarto llevando a Perro. Ladra. Ladra.

VOZ: Judas…

            Totó se para junto a la cama de Rultz. Gruñe. Gruñe.

VOZ: Judas…

            Totó ladra, brinca. Avienta a Perro contra la ventana. Reacciona.
            Camina por el cuarto aturdido. Recoge a Perro. Se para junto a la cama de Rultz.

TOTO: Tío Rultz…
---
TOTO: Tío Rultz…
---

Totó permanece al lado de la cama. Observa a Rultz un momento, lo revisa.
Nada.
Toma a Perro y le acaricia la cabeza. Va a jugar con sus legos.
La puerta se abre. Entran Mylene y el Dr. Stein. Cierran.

MYLENE: Querido, vine con el Dr. Stein.
---
MYLENE: ¿Rultz?
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MYLENE: ¿Cómo está tu tío?
TOTO: A veces se asoma a respirar. Como las ballenas.
STEIN: Es el pequeño Totó, hace tanto que no te veo. Cómo has crecido.
TOTÓ: Soy el gigante Totó, mido un poco menos que de aquí a la luna y seré el heredero de la línea intelectual familiar.
STEIN: Qué hermoso. Eres como un champiñón. Se parece tanto a Rultz.
MYLENE: Sí. Pero bueno, mejor revisa al otro Rultz.
STEIN: Bien, vamos.
MYLENE: Querido, el Dr. Stein va a revisarte.
RULTZ: Que se vaya.
MYLENE: Necesitas que te vea.
RULTZ: ¿Para qué?
MYLENE: Para ver que estés listo para morir.
STEIN: ¿Cómo te encuentras?
RULTZ: Mal.
STEIN: (Destapándolo) Eso está muy bien.

Rultz tiene la piel notablemente amarilla.

STEIN: Ay, Rultz… tienes un color amarillento divino.
RULTZ: ¿Sí?
STEIN: Sí. Con lo que te gusta el amarillo.
RULTZ: Un poco… sí.
STEIN: Tienes muy altas las bilirrubinas. Una dolencia más a tus padecimientos. Abusivo.
RULTZ: Puede ser un mal hepático.
MYLENE: ¿Te has enojado?
RULTZ: Mylene… ¡No te enfermas del hígado por enojos!
MYLENE: Es así. De cualquier forma, pienso que el amarillo te sienta bien. Contrastará perfecto con el negro del ataúd.
STEIN: Siempre tan a la moda.
RULTZ: Puede ser. Hasta hace un momento no tenía este color en la piel. Me recuerda ese campo de flores que vimos alguna vez.
STEIN: Cómo olvidarlo (suspira). Fueron buenos tiempos, ¿no crees?
RULTZ: Lo pasado en el pasado. ¿A qué viniste, Stein?
STEIN: A verte. Ver que estés listo. Despedirme... Tú sabes.
RULTZ: ¿Yo sé?
STEIN: Sí.
RULTZ: ¿Me quieres rascar la espalda para después patearme el culo?
MYLENE: ¡Rultz, por favor! Evita esas palabras. El Dr. Stein vino a verte porque te quiere. Es tu amigo. Deberías alegrarte.
RULTZ: Tanto... Me dan ganas de bailar.
STEIN: (Suspirando) Como aquella vez en la playa. Bailamos toda la noche con un mariachi. En-can-ta-dor.
MYLENE: ¿Un mariachi en la playa?
STEIN: Los mejores que he oído. Polifacéticos, entre cada canción contaban un chiste o hacían algún sketche de vez en vez.
RULTZ: Bien, ya me vieron, ya contaron anécdotas, ya se rieron, ya fueron felices… ¿ahora, qué? ¿Ustedes con qué van a salir?
MYLENE: No seas grosero con el Dr. Stein.
RULTZ: Hay cosas de las relaciones que no entiendes, Mylene.
MYLENE: Tus relaciones son las únicas que no entiendo (Se dirige a la puerta, abre y voltea).  Pórtense bien (Sale. Cierra la puerta).
STEIN: Tan encantadora, como siempre.
RULTZ: Es parte de su naturaleza, nunca podrá dejar de ser encantadora. Por más que se esfuerce.
STEIN: (Sacando un estetoscopio) La quiero tanto…
RULTZ: Te hubieras casado con ella.
STEIN: Alguna vez tuve ganas, sí. Aunque la familia Rultz tenía algo mejor que ofrecerme (Le checa el corazón).
RULTZ: Totó, sal un momento del cuarto, por favor.
TOTÓ: Estoy construyendo.
RULTZ: Sal un momento del cuarto, el Dr. Stein y yo debemos hablar.
TOTÓ: No escucho las pláticas que no me importan.
STEIN: Precioso. Un Rultz sin lugar a dudas. Pensar que pudo ser nuest/ mi hijo.
RULTZ: ¡Totó!, ¡sal del cuarto en este mismo momento!
TOTÓ: Hay ciudades en construcción. La gente no tiene dónde vivir.
STEIN: Altruismo puro. ¿Y ya que haces las ciudades, qué haces?
TOTÓ: Las destruyo.
STEIN: Altruismo puro.
RULTZ: Totó, ve a ver si llegó tu padre.
TOTÓ: Cuando mi padre llegue, él vendrá a verme.
RULTZ: No te estás comportando a la altura de un Rultz. Pareces un niño caprichoso.
TOTÓ: Caprichoso es el que hace caprichos, yo hago ciudades.
RULTZ: Las ciudades son un capricho.
STEIN: No te gastes, querido, está jugando. Dejémoslo estar.
RULTZ: Dejémoslo.

Silencio.

STEIN: Es extraño… no te escucho el corazón. Está como detenido. Detenido pero no infartado. Como si tus signos vitales tomaran un receso.
RULTZ: ¿Un muerto en vida?
STEIN: No creo.
RULTZ: No es posible, no puedo estar muerto aún. No he recibido los aplausos y el reconocimiento que me merezco.
STEIN: No, tú te ves muy guapo para ya estar muerto.
RULTZ: Para, por favor.

Stein guarda el estetoscopio.
Silencio.

RULTZ: ¿Y? ¿Qué más?
STEIN: Hablemos de tu color amarillo, me encanta.
RULTZ: ¿Sí? ¿Por?
STEIN: No lo sé, esa combinación entre piel y ojos. Tan amarillos…
RULTZ: Amarillos…
STEIN: Como el amanecer.
RULTZ: Amarillos como nieve de vainilla.
STEIN: Amarillos como el sol.
RULTZ: Amarillos como la yema de un huevo.
STEIN: Amarillos como el oro.
RULTZ: Amarillos como un pollo.
STEIN: Amarillos como una orquídea.
RULTZ: Amarillos como el queso.
STEIN: Amarillos como flores en un campo.
RULTZ: Amarillos como una rana exótica.
STEIN: Amarillos como el otoño.
RULTZ: Amarillos como lo viejo.
STEIN: Amarillos como una mariposa.
RULTZ: Volando sin mirar atrás.
STEIN: Amarillo como un canario. Un canario cantador. Un canario en-can-ta-dor.
RULTZ: Como aquél que sacó la carta de la suerte el día que empezamos a salir ¡como colegas! Totó… ¿puedes decirme qué forma tiene la nube que está pasando justo ahora?
TOTO: Forma de algodón.
RULTZ: Sal al jardín a ver la nube, verás que tiene una forma hermosa.
TOTO: ¿Forma de qué, tío Rultz?
RULTZ: Pues de… Para eso tienes que salir, para ver forma de qué tiene.
TOTO: Perro no puede salir, es sensible a los cambios de clima por la sinusitis.
STEIN: Tan pequeño y ya con padecimientos.
RULTZ: La sinusitis es una falta de adaptación al medio ambiente. Para poder curarla, debes adaptarte a él. Lleva a tu peluche a que se adapte.
TOTO: ¿Se curará su sinusitis?
RULTZ: Absolutamente.
TOTO: Entonces dejará de roncar. ¿Quién me arrullará mientras duermo?
RULTZ: Cuando te pones de insoportable eres/
STEIN: No digas eso, Rultz, suenas vulgar. Sólo ten un poco de paciencia. Es un lindo niño, me recuerda a ti.
RULTZ: Lo acabo de conocer y ya por eso lo detesto: me recuerda a mí. ¿Será por eso que no lo he corrido desde el inicio?
STEIN: Dejémoslo estar que en nada afecta. Sólo hablemos de otra cosa.
RULTZ: ¿De qué?
STEIN: Podemos hablar del pasado.
RULTZ: Dejemos el pasado estar.
STEIN: Es un lindo pasado. Plagado de imágenes hermosas.
RULTZ: Eso. Es una plaga… No salgas con sensiblerías. Las cosas sucedieron así, cada quien que se haga cargo de lo que le toca.
STEIN: Todo antes fue tan lindo… (Solloza).
RULTZ: ¡Por favor! ¡Stein! No es momento de llorar. Te deshidratarás y no podrás llorar en mi funeral. Tendrías que tomar mucha agua y tu incontinencia…
STEIN: Lo siento (Solloza). Iré tomarme mis pastillas.
RULTZ: ¿Las sigues tomando?
STEIN: Las voy a tomar toda la vida. No se ha encontrado forma de tratar mi malestar emocional. Seguiré medicado. Consecuencias de ser un niño índigo.
RULTZ: Eres un hombre de ciencia, Stein. ¿Qué tienen que ver los niños índigo con la ciencia?
STEIN: Es la única explicación a mis padecimientos. Y me gusta la imagen.
RULTZ: Fue una pintora quien te lo dijo. No puedes confiar en las pintoras.
STEIN: No es una pintora, es una maga. Una maga (Solloza, se limpia las lágrimas).
RULTZ: Me recuerdas cada una de las razones de nuestra separación.
STEIN: Las maravillas de la memoria (Suspira).
RULTZ: Y que lo digas.
STEIN: Bueno, voy por un poco de agua.
RULTZ: ¿Ya no te tomas las pastillas sin agua?
STEIN: No desde aquella vez que se me atoraron. Me ahogué y estuve hospitalizado por un par de días (Le empieza a temblar el cuerpo).
RULTZ: ¿También sigues temblando? Ahora que te veo, me parece que extrañaba tus malestares, Stein. Volver a verte… me hace sentir con vida y yo estoy por morir. Tal vez seas de las personas que más me quiere pero eres el más inoportuno. Debes irte.
STEIN: ¿Antes podría tomar un poco de agua?
RULTZ: Totó, tráele un vaso de agua al Dr. Stein.
TOTÓ: Los vasos son de vidrio y es peligroso que un niño los transporte.
STEIN: Puede ser en un vaso que no sea de vidrio.
TOTÓ: Los vasos que no son de vidrio dan muestra de mala cuna.
RULTZ: No me importa dónde traigas el agua. Ve por ella y dásela al Dr. Stein.
STEIN: Pero no te preocupes, hermoso, puedo ir yo por ella.
TOTÓ: Gracias.
RULTZ: ¡Me lo dijo a mí!
STEIN: Tranquilo, ya vengo, no vayas a ningún lado (Sale. Cierra la puerta).
RULTZ: ¡Te detesto, chamaco! (Se esconde bajo la sábana).

Totó juega con Perro, corren por el cuarto. Ríen. El cuarto se obscurece un poco, Totó empieza a gruñir. Ladra.

VOZ: Judas…

Totó ladra, gruñe. El cuarto se ilumina y Totó regresa a la normalidad. Mira extrañado a Perro, lo huele. Ruidos en la chimenea. Entra por ella el Dr. Fock vestido de Santa Claus. Ríe. Al verlo, Totó se esconde bajo la cama.

FOCK: Estimado Stein, dos puntos. Te saludo afectuosamente esperando te encuentres muy bien, punto.
RULTZ: (Saliendo de debajo de la sábana e incorporándose) ¿Dr. Fock? ¡Cuánto tiempo sin verlo! Qué alegría tener en casa a alguien tan distinguido como usted, éste es todo un día de visitas.
FOCK: Es para mí una grata alegría también verte, punto. Una visita rápida, coma, sin importancia, punto.
STEIN: Muchas gracias. Pero no puede ser sin importancia. Usted es alguien importante. Yo soy alguien importante. Es importante.
FOCK: Por supuesto, punto. Qué agradable estar de nuevo en tu casa, coma, que antes fue la casa de tu padre y que antes fue la casa de su padre y la casa del padre de su padre, coma, antes, punto y aparte.
            Me trae recuerdos, punto y aparte.
Y me causa nostalgia… suspensivos y aparte.
Muy bien, coma, continuando con el asunto que me trae por estos lugares, coma, te pido me presentes tu identificación oficial a modo de cotejar que seas tú la persona a quien me dirijo, punto.
STEIN: ¿Mi identificación? No la tengo a la mano, Dr. Fock.
FOCK: Lo siento, coma, Stein, punto. Pero sólo puedo tratar contigo el punto al que he venido si me presentas tu identificación oficial, punto.
STEIN: ¿Es necesario? Usted me conoce bien, Dr. Fock.
FOCK: Eso ni dudarlo, coma, Stein querido, punto. Pero es trámite sine qua non (en cursivas) para poder tratar este tipo de asuntos, punto. Tú sabes, coma, requisitos a cumplir sin los cuales, coma, todo sería un verdadero caos en el mundo entero, punto. En la Fundación no lo podemos permitir, punto.
RULTZ: Lo entiendo perfectamente, hay que cuidar las apariencias y respetar los protocolos. De igual forma, le agradezco la visita previa a la ceremonia de mi muerte. Es tan lindo verle la cabeza de algodón, el cuerpo pachonsito, la voz melosa. Me hace recordar mis buenos tiempos en la Fundación. Qué bien que lo pasé ahí y lo feliz que fui. Y ahora que está tan cerca el momento de recibir el reconocimiento…
FOCK: Precisamente, coma, a hablar de eso vengo, punto. Yo, coma, como director que la Fundación que soy, coma, en pleno uso de mi investidura y considerando la importancia del tema, coma, haré una excepción a los requisitos y apelaré a la buena voluntad que siempre ha caracterizado a la Fundación, punto. Como primer punto a comentar, coma, debo decirte que el amarillo te asienta de maravilla, punto.
RULTZ: Gracias, un mal hepático recientemente adquirido.
FOCK: Es increíble, suspensivos, increíble, punto. Un color tan otoñal acorde a la pronta muerte, punto. Pero no me importa, punto. Bueno, coma, el segundo punto, coma, es saludarte, punto. Una vez saludado, coma, te comento que se han levantado algunas polémicas en la Fundación con relación a tu cáncer y al cáncer de la Dra. Laxis, punto. Yo, coma, como representante y director de la Fundación, coma, y en pleno uso de mi investidura, coma, me he visto en la necesidad de dejar por un momento breve mis demasiadas ocupaciones para platicar contigo al respecto de este caso, punto. No me es muy grato atender este tipo de situaciones, coma, pero lo hago para que, coma, en la fundación se viva un ambiente de respeto y camaradería, punto. Ante esta situación incómoda, coma, te sugiero de la manera más amable, coma, dado que morirás antes que Laxis, coma, en tu epitafio pongas la leyenda que a continuación he de decirte, dos puntos: comillas, “Acá yace el Dr. Rultz, coma, reconocido y amado médico, punto. En su muerte fue de vital importancia que la Dra. Laxis se haya enfermado, coma, sin lo cual, coma, él no hubiera conocido el cáncer y no hubiera podido morir el día de hoy”, comillas y punto. Me parece que no es algo que salga de tus posibilidades, coma, querido Rultz, punto.
RULTZ: …
FOCK: Bueno, suspensivos, entendidas las cosas, coma, quedo de ti, punto.
RULTZ: ¿Estás de broma, Fock?
FOCK: Para nada, coma, Rultz querido, punto. Sólo vine a verte para tratar este punto, punto.
RULTZ: Fock… yo en este momento, la verdad… no tengo ánimos de discutir puntos ni comas.
FOCK: Rultz, coma, eres un falto de probidad y un displicente, entre admirativos. Hice caso omiso de los requisitos con tal de hablar contigo y mira lo desagradecido que eres, punto. Lo único que puedo decirte, coma, en atención al maestro tuyo que fui, coma, es que te apegues a la sugerencia que te he hecho, coma, a modo de que no sufras algunas insatisfacciones futuras, coma, sería muy lamentable, punto.
RULTZ: (Incorporándose) ¿Me estás amenazando?
FOCK: No, coma, es sólo una sugerencia del maestro que tuviste, punto.
RULTZ: Fock, nunca fuiste mi maestro.
FOCK: Bueno, suspensivos. De cualquier forma, coma, advertido estás, coma, Rultz, punto. Más te vale, coma, por tu bien, coma, que pongas en tu lápida la leyenda que he dicho, coma, no te costará nada, punto.
RULTZ: ¿Nada?
FOCK: Nada para la Fundación, punto.
RULTZ: No entiendo nada… nada… Bola de algodón, ¿qué están peleando?
FOCK: Tus antiguos colegas de la Fundación han deliberado sobre lo que sucede y han acordado que tu cáncer es un derivado del de la Dra. Laxis, punto. Tú sustrajiste células infectadas de la Dra. Laxis y te las injertaste en el cuerpo para enfermarte igual que ella, punto.
RULTZ: ¿Qué?
FOCK: Como lo oyes, coma, la Fundación y la Dra. Laxis te acusamos de plagio de enfermedad, punto.
RULTZ: ¿Plagio de enfermedad?
FOCK: Yo no usaría la palabra plagio, coma, es más bien un derivado, punto.
RULTZ: Tú dijiste plagio, Fock.
FOCK: No pongas en mi boca palabras que no he pronunciado, coma, Rultz, punto. Tu cáncer inició, coma, porque la Fundación te pidió expresamente que tomaras células de Laxis y las investigaras aplicándotelas para enfermarte, punto. Tu enfermedad es producto de una petición directa de la Fundación, punto. Nadie habla de plagio, punto.
RULTZ: La Fundación jamás me pidió experimentar o investigar a Laxis. ¿Tomar células de Laxis y aplicármelas?
FOCK: Yo no dije jamás que la Fundación te pidiera tomar células de Laxis y te las aplicaras, punto. No metas en esto a la Fundación, punto.
RULTZ: Recién dijiste eso, Fock.
FOCK: Recuerda que los que hablan son tus antiguos colegas miembros, coma, Rultz,  punto y coma, saben de lo que hablan, punto.
RULTZ: Mis colegas ya no están en la Fundación, Fock, la mayoría ha muerto o están retirados. ¿De qué hablas?
FOCK: No traigas al tema a tus antiguos colegas de la Fundación, coma, Rultz, punto. Ellos no tienen nada que ver, punto.
RULTZ: Melosa bola de algodón, fuiste tú quien habló de ellos y de la Fundación.
FOCK: Y la Fundación ha decidido que tú robaste el cáncer de la Dra. Laxis de una mala forma, punto. Los síntomas son idénticos, punto.
RULTZ: Estoy confundido… (Se recuesta).
FOCK: Tienes la misma enfermedad que la Dra. Laxis, punto. Tus padecimientos son idénticos, punto. Se te está cayendo el pelo, coma, por ejemplo, punto.
RULTZ: ¿Ves esto que tengo en la cabeza tan sedoso y curvo, Fock? Se llama pelo.
FOCK: Los dientes se te han enchuecado, punto.
RULTZ: Tengo los dientes derechos. ¿Qué tienen que ver los dientes chuecos con el cáncer?
FOCK: Tus caderas han crecido desmedidamente, entre admirativos.
RULTZ: He bajado de peso. ¡15 kilos!
FOCK: ¡Estás postrado y Laxis anda caminando!
RULTZ: ¿Y?
FOCK: Una prueba más del plagio, punto. Tienen el mismo cáncer y se parecen tanto, coma, no, suspensivos.
RULTZ: Laxis tiene cáncer en el cerebro, ¡yo lo tengo en el estómago!
FOCK: No quieras alterar las cosas a tu conveniencia, Rultz, coma, punto. Te sugiero que sigas al pie de la letra la sugerencia que te he hecho para evitarte problemas futuros, punto, a fin, no, era coma, de que se mantenga la relación tan cordial como hasta ahora, punto, coma… ¡punto y coma! Plagiar la enfermedad de un colega es terrible, punto, más una enfermedad ORIGINAL, con mayúsculas y en grande, como la que descubrió la Dra. Laxis, coma, punto.
RULTZ: ¿El cáncer original? (Incorporándose) ¿Laxis lo descubrió?
FOCK: Tienes prohibido hablar mal de la hermosa Dra. Laxis, punto.
RULTZ: ¿Laxis hermosa?
FOCK: Me duele la cabeza, suspensivos.
RULTZ: No entiendo nada (Se recuesta).
FOCK: No hay nada que entender, coma, yo me voy, estoy confundido, punto. Antes iba una coma. Punto. Pero te advierto, coma, Rultz, coma, que de no hacer lo que te he sugerido, coma, vas a tener insatisfacciones futuras en tu carrera, punto. Por tu bien, coma, sigue al pie de la letra la sugerencia que te he hecho, punto.
RULTZ: (Incorporándose) ¿Qué entiendes tú por “sugerencia”, Fock?
FOCK: No tengo más que decir, ¡punto! La Fundación cerró su participación en este problema, punto. Lo que platiqué con tu hermana, no tiene importancia, punto.
RULTZ: ¿Hablaste con Mylene?
FOCK: Sí, punto.
RULTZ: ¿Cuándo?
FOCK: Antes de entrar, punto. Entré por la chimenea equivocada (ríe), punto. Comentamos del problema y, coma, aunque es muy interesante lo que dijo, coma, no lo tomaré en cuenta, punto.
RULTZ: ¿Qué dijo?
FOCK: Ella conoce muy bien las causas de tu cáncer, coma, me demostró cómo te lo originaste, coma, me habló de todo el proceso, coma, los pasos que seguiste, coma, la ayuda que recibiste, coma, incluso del apoyo que te dio la misma Dra. Laxis, coma, y debo decirte, coma, Rultz, coma, que me parece formidable, punto y aparte.
Sin embargo, coma, eso ya no importa, punto. La Dra. Laxis habló con la Fundación hace un par de días sobre su malestar y exigencias y dado que ella es miembro en este momento y tú ya no, coma, la Fundación sacó un veredicto y tomamos la decisión que te digo ahora mismo, dos puntos: Te quitaremos cualquier tipo de reconocimiento en tu muerte y nadie te hará halago alguno o se atreverá a unir las manos en aplausos hasta que en tu lápida no sea escrito lo que te he sugerido, punto y aparte.
Lo lamento pero lo que tu hermana me demostró no tiene importancia ya, coma, yo mismo he decidido no tomarlo en cuenta, punto. Tú sabes, coma, considerarlo sería abrir todo un proceso, coma, leer pruebas, coma, analizar el cáncer de Laxis y el tuyo, coma, volver a reunirnos teniendo las evidencias estudiadas, suspensivos. Una pereza, coma, sin lugar a dudas, punto. Sin más que decir, coma, te comunico las resoluciones, punto.
RULTZ: ¿Me van a quitar el reconocimiento?
FOCK: (Riendo) Sí, punto. No es fabuloso, entre interrogativos. Hasta que no cumplas la sugerencia que te he hecho y no escribas en tu lápida lo que te he sugerido, coma, no podrás recibir el reconocimiento de nadie, punto. Morirás como un don nadie, coma, como un cualquiera que transitó por este mundo sin hacer más nada que respirar y secretar, punto. Además, coma, te desconoceremos y llamaremos traidor a la Fundación y falto de probidad, punto. Si tu padre y el padre de su padre y el padre de su padre y así sucesivamente se enteraran, suspensivos. Será una desgracia no sólo para ti sino para toda tu familia, punto. Pero es a lo que nos has llevado por tu traición, coma, Rultz, punto.
           
Silencio.

FOCK: En verdad que hace calor acá, punto. Y ese olor dulzón, coma, me recuerda a la enfermedad, punto. O a la caca de gato, punto. Los gatos me dan un poco de miedo, coma, me confunden con un ovillo de lana, punto (Ríe).
RULTZ: Esto no puede ser…
FOCK: Lo es, punto. Debe ser por mi aspecto, punto. La forma pachoncita, suspensivos. Tú sabes, punto.
RULTZ: No pueden quitarme el reconocimiento por el que he trabajado tanto, es imposible... ¡Yo lo merezco!
FOCK: Es un simple uso del poder, coma, Rultz querido, punto. El poder es de quien lo ostenta, coma, aunque no lo tenga, punto. Tú sabes, punto. Y en la Fundación buscamos un espacio propicio de respeto para los miembros que están con nosotros, punto. Los que ya están fuera poco nos importan, punto. A menos, coma, claro, coma, que reciban premios y menciones, punto. Tú sabes, suspensivos (Ríe).
RULTZ: Es imposible... No me pueden quitar el reconocimiento y los aplausos merecidos… La Fundación no puede hacerlo… yo también fui parte… ¡Soy un doctor de élite!…
FOCK: Eres parte mientras estás con nosotros, coma, Rultz querido, punto. Ya fuera, coma, la historia es muy distinta. A menos, coma, claro, coma, que seas de mis fieles seguidores, punto. Pero tú nunca fuiste parte de mi grupo, coma, a decir verdad, punto. Siempre has tenido problemas con la autoridad, punto.
RULTZ: Pero mi prestigio… mi nombre… mi reconocimiento…
FOCK: Basta con que acates la sugerencia que te he hecho y listo, coma, tu nombre quedara inmaculado, punto. Ahora, coma, me retiro, punto. En la noche volveremos para cerciorarnos de que tu lápida diga lo que sugerimos haya de decir, punto. Y para probar la cena de Mylene, punto. Es una fantástica cocinera, coma, además de una gran cantante, punto. Será un deleite escucharle canciones fúnebres mientras probamos lo que prepare, punto. Oh, entre admirativos, ahora que recuerdo, coma, no será posible, punto. Un director como yo no puede asistir a lugares donde haya demasiada gente, coma, deberé enviar a un representante, punto. Pero no te preocupes, coma, Rultz querido, coma, me aseguraré de ordenar que me lleven un poco de comida, punto. Sin más, coma, me despido, coma, debo ir a repartir regalos a los miembros que tenemos en este momento en la Fundación (Ríe), punto. Antes podrías traerme un vaso con agua, entre interrogativos.
RULTZ: No puedo, me estoy muriendo y estoy postrado en cama.
FOCK: Rultz… ¡Eres un falto de probidad! ¡Displicente! (Va a la chimenea, se toca la nariz y desaparece por ella).
RULTZ: ¿Pero qué está pasando? No entiendo nada. Yo estaba tan contento en cama, esperando ansioso el momento de entrar en agonía, de sentir cómo el frío invade mi cuerpo y todo se paraliza hasta llegar al rigor mortis y… y de pronto me encuentro un duende haciendo ruido en mi cuarto, después viene la que fuera mi amiga y me rompe los sueños en la cara. Y el grupo que mayor orgullo me ha dado, remata todo queriendo arruinarme la vida. ¿Cómo se atreven? ¿Quitarme el reconocimiento? Todo esto es un mal sueño, ¿verdad? Una pesadilla. Yo no puedo morir como un cualquiera, ¡soy un doctor de élite! ¡Un Rultz! ¡No pueden llevarme al desprestigio! ¡A la ignominia! Mi vida ha sido demasiado interesante como para morir en la simpleza, como alguien que sólo vino al mundo a secretar y excretar. Yo no tuve trabajo de oficina ni dormí cansado en el transporte público. Yo soy alguien de élite, ¡yo soy importante!
            …
…Con el corazón detenido pero no infartado. Como un muerto en vida, pero más guapo…
            ¡Totó! ¡Totó!
TOTO: ¿Sí, tío Rultz?
RULTZ: ¿Dónde estás?
TOTO: Aquí.
RULTZ: Aquí, dónde.
TOTO: (Saliendo de debajo de la cama) Aquí. ¿Por qué habla así el señor, tío Rultz?
RULTZ: ¿Qué?
TOTO: Así… con puntos y comas.
RULTZ: Porque es una persona educada, coma, política, coma, correcta, punto, Totó.
TOTO: Ah…
RULTZ: Mamón de mierda. Totó, ve por el Dr. Stein rápidamente. Necesito hablar con él.
TOTO: Sí, tío Rultz.
RULTZ: ¿Cómo? ¿No pones objeciones?
TOTO: No. Tengo ganas de salir y el Dr. Stein me agrada (Toma a Perro de la pata y sale brincando).
RULTZ: Te odio por ser niño pero creo estarte tomando aprecio, esperpento (Mira hacia la puerta, después a la chimenea. Se hinca en la cama). ¿Me quitarán el reconocimiento de mi muerte…? ¿Morir como un cualquiera?

La habitación se obscurece.

VOZ: Judas…

La luz regresa. Mylene y Stein detrás de la puerta sin entrar. Sólo se escuchan sus voces. Rultz los escucha hincado en la cama.

MYLENE (OFF): Como sea, es un problema.
STEIN (OFF): ¿Ha regresado por acá?
MYLENE (OFF): Ha estado caminando alrededor de la casa, asomándose. Intenta esconderse pero la veo. Se ha disfrazado pero sé quién es, cómo camina. Deja sus tacones enterrados en el césped.
STEIN (OFF): Horrenda mujer. Te costará arreglarlo después.
MYLENE (OFF): Aprovecharé los hoyos para sembrar girasoles. No se atreverá a entrar. La conozco. Me da un poco de lástima, ¿sabes?
STEIN (OFF): Pensar que es colega…
MYLENE (OFF): Me tiene sin cuidado.
STEIN (OFF): A mí no, independientemente de la Fundación, está diciendo cosas entre la comunidad médica. Algunos están inquietos. Me han hablado por teléfono.
MYLENE (OFF): ¿Qué está diciendo?
VOZ: Ira.
STEIN (OFF): Que Rultz quiere morir y, no sabiendo cómo, le plagió el cáncer; que le están robando el crédito, que no quieren darle a ella el reconocimiento y los aplausos que se merece; que Rultz tomó sus células; que Rultz se enfermó de cáncer sólo para copiarla; que Rultz la secuestró, le extrajo el tumor del cerebro y se lo injertó en el estómago... Algunos doctores están preocupados. Otros se han puesto de su lado aunque opinan sin saber. Laxis y Rultz tienen amigos comunes. Lo bueno es que, parece, sienten mayor aprecio por Rultz. Tu hermano se supo ganar su afecto, a pesar de todo.
MYLENE (OFF): A veces no sé por qué la gente lo quiere.
VOZ: Lujuria.
STEIN (OFF): Es adorable.
MYLENE (OFF): Tú mejor que nadie puede saberlo.
STEIN (OFF): Qué días.
MYLENE (OFF): Ojalá todo fuera como antes.
STEIN (OFF): Ojalá. Parece imposible.
VOZ: Pereza.
MYLENE (OFF): La verdad, Laxis nunca me cayó bien. No entiendo cómo tuvo el descaro de venir a casa. O hacer todo esto justo ahora que Rultz está por morir y ya no puede defenderse.
STEIN (OFF): Al parecer, está muy ofendida.
MYLENE (OFF): ¿Ofendida? ¿En qué?
VOZ: Envidia.
STEIN (OFF): Dice que Rultz le quiere robar los aplausos y la oportunidad de ser la primera doctora muerta de cáncer.
MYLENE (OFF): ¿La primera?
STEIN (OFF): La primera.
MYLENE (OFF): ¿Sabes cuánta gente muere de cáncer al día?
STEIN (OFF): No para la Fundación.
MYLENE (OFF): ¿Eso importa?
VOZ: Avaricia.
STEIN (OFF): Para la Fundación es así, las enfermedades existen a partir de que la Fundación fue creada, todo lo que haya existido antes, no tiene validez. Si el caso no se originó y resolvió en la Fundación, es omitido.
VOZ: Gula.

Rultz se derrumba.

MYLENE (OFF): ¿Qué vamos a hacer?
STEIN (OFF): No sé. Me preocupa la situación. A tu hermano lo han tachado de plagiario y traidor. Es ahora el Judas de la Fundación. Laxis está moviendo todo eso.
MYLENE (OFF): Pero ella sabía de la enfermedad de Rultz desde hace mucho, ella lo atendió en tres ocasiones. Vio su proceso en diferentes momentos, le dio indicaciones…
STEIN (OFF): Lo sé.
MYLENE (OFF): ¿Entonces qué pelea? ¿Por qué justo ahora?
STEIN (OFF): Es un misterio.
MYLENE (OFF): ¿Cuál es el trasfondo de todo esto, Stein?
VOZ: Soberbia.
STEIN (OFF): No sé, linda. No lo sé.
MYLENE (OFF): Bueno… componte. No hay que preocupar a Rultz.
           
Se abre la puerta.

VOZ: Judas…

Entra Totó jalando de la pata a Perro, va directo a sus legos. Después entran Mylene y Stein, sonrientes. Cierran.

MYLENE: Todo está listo. Hemos dispuesto la sala y el comedor para la ceremonia. La funeraria trae las flores y candelabros en dos horas. Todo debe salir perfecto. De flores he pedido girasoles, éste será un funeral hermoso, no como esos donde llenan de gladiolas. Pobre de la gente pobre. Aparte que entre el amarillo de tu piel y el negro del ataúd, los girasoles quedarán perfectos. De igual forma, he encargado otros tipos de flores, todo debe salir perfecto. El cuarteto llegará temprano para afinar sus instrumentos y he hecho una lista de canciones para que elijas las que más te gusten. Sólo te pido no sean en un registro muy alto, recuerda que cuando cocino el calor me cierra la garganta e independientemente de que tú ya estés muerto y no me escuches cantar, todo debe salir perfecto. Cualquier deseo que tengas, dímelo con tiempo para preparar todo, todo debe salir perfecto. Quisiera probarte la ropa que tendrás puesta antes de que te quedes ya con ella, todo debe salir perfecto. Las imperfecciones… tú sabes, a papá no le habría gustado.
STEIN: ¿Qué haces derrumbado en la cama? ¿Miras la vida en perspectiva?
RULTZ: Me pregunto cosas…
STEIN: ¿Cosas? ¿Qué cosas?
MYLENE: Por el testamento no te preocupes, todo está en regla.
RULTZ: No puedo morir…
STEIN: ¿Te has arrepentido?
MYLENE: Es tarde para eso. Todo está listo. La casa, la comida, la música, mi vestido…
RULTZ: No puedo morir.
STEIN: Vamos, lindo. Siempre fue perfecta la idea de morir a los 45. La gente lo dirá: “murió tan joven”. “Aún tenía toda una vida por delante”. “Tanto que hizo y lo que le faltaba por hacer”. “Tan joven…” No puedes desaprovechar este momento. Y más con esta enfermedad.
RULTZ: Es que no puedo morir, no es que no quiera. No puedo. No sin el reconocimiento que merezco y sumido en el desprestigio. Quedaré como un muerto en vida pero más guapo…
MYLENE: ¿De qué hablas?
RULTZ: Ya sé que lo saben. Los escuché hablar detrás de la puerta.
---
STEIN: No queríamos alarmarte. Debes disfrutar la última tarde de tu vida. Tienes tan cerca la muerte…
RULTZ: Fock vino a hablar conmigo. Me obliga a que escriba una sugerencia como epitafio.
STEIN: ¿Qué sugerencia?
RULTZ: Que gracias a Laxis yo conocí el cáncer y pude enfermarme.
MYLENE: ¿Perdón?
RULTZ: Me obliga a que acate su sugerencia. Mientras no se escriba eso en mi lápida, me negarán todo reconocimiento en mi muerte y no podré escuchar el sonido de los aplausos.
MYLENE: ¿Qué le pasa a Fock? Habló conmigo y dijo estar muy sorprendido de cómo llegaste a tu enfermedad, todo lo que hiciste... Le pareció maravilloso.
RULTZ: Cualquier cosa que le hayas dicho, decidió omitirla. Ahora exige que se acate su sugerencia.
STEIN: ¿Fock sabe lo que es una sugerencia?
RULTZ: De no hacerlo, amenaza con insatisfacciones posteriores.
STEIN: ¿Insatisfacciones posteriores? ¿Qué sentido tienen si ya estarás muerto?
RULTZ: Que mi nombre se olvide y nadie lo recuerde.
MYLENE: No puede hacer eso. La lápida la voy a hacer yo. Es un regalo mío. No pueden decidir lo que yo voy a hacer con mi regalo. Ni tú mismo puedes decidir lo que voy a hacer.
RULTZ: Me van a quitar mi reconocimiento y mis halagos… (llora).
STEIN: Eso no es posible.
           
Totó destruye de una patada su ciudad de legos. Empieza a rearmarla.

RULTZ: Me arruinarán la muerte… Todo era perfecto…
STEIN: Iré a hablar con Fock.
MYLENE: Ya he hablado con él.
RULTZ: (Recuperándose) La Fundación cerró el caso y tienen pereza de analizarlo bien. Ni siquiera son consistentes en sus argumentos.
STEIN: ¿La Fundación o Fock?
RULTZ: Fock representa a la Fundación.
STEIN: Una verdadera tristeza.
RULTZ: Y yo que fui tan feliz ahí…
STEIN: No tiene caso recordar eso. Las Instituciones son así.
MYLENE: ¿Así como?
STEIN: Convenencieras. Mientras estés con ellas, todo bien. Sal de la línea y todo mal.
MYLENE: Como una mujer.
RULTZ: ¿Y Laxis…? ¿Alguien sabe qué es de Laxis?
MYLENE: Anda rondando la casa pero no se atreve a venir. Ni siquiera se acerca. Intenta hacerse la Anónima y grafitea las paredes ocultando su identidad. Pero es tan obvia… Sin embargo, no la volveremos a ver. Nunca más. No volverá a aparecer.
STEIN: Como sea, tú vas morir. El reconocimiento vendrá por lo que eres y has hecho, no porque la Fundación te lo otorgue.
RULTZ: No puedo.
MYLENE: Tu muerte no es sólo algo tuyo, es de todos nosotros, los que hemos estado contigo en el proceso y aportamos para que llegaras a esto. Hemos trabajado mucho y lo vamos a hacer. Además que ya está todo listo.
STEIN: Tienes nuestro apoyo y reconocimiento, lindo. Está de más decirlo. Pero quería decirlo (Solloza).
MYLENE: Así que mueres porque mueres. Te reconozcan los otros o no. Siempre estará tu familia para aplaudirte.
RULTZ: Pero no es así como quiero morir.
MYLENE: Nadie quiere, pero ya está todo listo.
RULTZ: Papá no estaría nada contento al saber que muero con el nombre manchado.
MYLENE: Papá ya cumplió con morirse, tú hazte cargo de tu propia muerte.
RULTZ: Pero nadie va a venir  verme.
MYLENE: Querido, mientras haya comida, todos vendrán. Bien… voy a hacer los arreglos florales. Picar ajos y cebolla. Encender velas. Preparar café. Vestir de negro los muebles y calentar la garganta. Hay tanto por hacer… Si muriéramos solamente una vez… (Sale).
STEIN: Mylene es tan buena y tan sensible…
RULTZ: La quiero tanto.
STEIN: Siempre ha estado a tu lado. No sólo por ser tu hermana. Eres afortunado al tenerla.
RULTZ: Lo sé, Stein, lo sé. Es a quien más voy a extrañar.
STEIN: Claro (Solloza, se limpia las lágrimas). Y bien… ¿listo para tu muerte?
RULTZ: ¡Claro que no! Me quieren hacer morir en la ignominia. Sin reconocimiento ni aplausos en el momento de mi agonía.
STEIN: Tu hermana tiene toda la razón, querido. La gente vendrá mientras ella cocine y aplaudirán todos juntos. Basta con que uno aplauda para que los demás se suelten. No te preocupes, tendrás muchos aplausos en el momento de tu agonía.
RULTZ: Pero…
STEIN: Nada. No te atormentes con eso.
RULTZ: Stein... Todo esto que dicen del plagio…
STEIN: ¿Qué cosa?
RULTZ: ¿Y si en verdad me enfermé gracias a Laxis? ¿Y si en verdad mi enfermedad es la de ella? ¿Y si esto que estoy viviendo no es mío y le pertenece?
STEIN: Para.
RULTZ: …
STEIN: Querías a Laxis pero no seas injusto contigo, y menos, injusto con los que han trabajado a tu lado, querido. Este cáncer no es sólo tuyo. Laxis tiene todo el derecho a morir por su cáncer, o por lo que ella quiera, pero cada cual muere por sus propias acciones. Es injusto todo lo que está haciendo. Protagonismo barato, le llamo yo. Tú sabes, lindo.
RULTZ: Pero la Fundación…
STEIN: La Fundación… Un gran acto de funanbulismo. Sí, fuiste feliz con ellos. Sí, le tomaste cariño. Sí, estás agradecido… ¿Y? El reconocimiento no lo obtendrás por haber sido miembro de la Fundación. Yo nunca pertenecí y no me va nada mal.
RULTZ: Pero tú no eres un doctor de élite, Stein.
---
RULTZ: Lo siento, no quise decirlo.
STEIN: Ya estoy acostumbrado a tus salidas, no te preocupes. Deja de pensar en eso, la Fundación no es lo único que te ha pasado en la vida, Rultz. Te hemos pasado cosas mejores.
RULTZ: No sé, Stein. Este sentimiento de angustia que tengo ahora en el pecho… ¿de dónde viene? ¿Por qué dudo de lo que sé? ¿Por qué cuestiono lo que me ha pasado en la vida siendo que yo lo viví y conozco sus causas? ¿Y por qué lo cuestiono ahora? ¿De dónde viene este espíritu de conciencia mal dirigido que me hace dudar? ¿Es mi muerte cercana la que me hace recapitular justo en este momento de vida? ¿Por qué manchar mi momento de muerte? Laxis sabía de mi cáncer desde hace tanto. Yo le di muestras extraídas de mi estómago para que las analizara y comentara mi caso… Platicamos de lo que me pasaba… Me hizo comentarios… ¿por qué viene ahora con esto? ¿Qué gana? ¿Qué pierde? Yo perdí una amiga. ¿Voy a perder también el reconocimiento por mi muerte? La Fundación me hizo el médico que soy.
STEIN: (Ríe) No, querido, no te confundas. La Fundación no te hizo el médico que eres. Entraste a la Fundación por ser el médico que eres. ¿Y si te desconocen y te quitan su reconocimiento? ¿Cuál es el problema? Por perder unas plumas no pierdes las alas.
RULTZ: ¿Entonces, qué hago?
STEIN: ¡Venga! ¡Arriba ese ánimo! Que para eso nos tienes, guapo. No vas a deprimirte el día de tu muerte. La gente debe morir feliz. Más tú con este color amarillo que me encanta. ¡Me dan ganas de morderte! Como un mango maduro (Solloza).
RULTZ: Gracias.
STEIN: De nada, lindo, de nada (Tiembla).
            Ayudaré a Mylene un poco con las cosas de casa. ¿Estarás bien?
RULTZ: Sí.
STEIN: Se queda Totó a cuidarte.
RULTZ: Bien.
STEIN: Bien (Va a la puerta).
RULTZ: Oye…
STEIN: ¿Sí?
RULTZ: No. Nada.
STEIN: (Sonríe) Bien (Sale).

            Totó toma una pieza de sus legos, la examina y después la arroja.

RULTZ: ¡Totó! ¡Totó!
TOTO: ¿Sí?
RULTZ: Ven, ayúdame.
TOTO: ¿A qué?
RULTZ: A escapar, Totó.
TOTO: ¿A dónde?
RULTZ: Fuera de acá, necesito salir para arreglar todo esto.
TOTO: ¿Por qué quieres escapar, tío Rultz?
RULTZ: ¡Porque tu madre y Stein están locos! ¡Me quieren hacer morir sin reconocimiento público!
TOTO: ¿Eso es malo?
RULTZ: Claro, Totó. No puedo morir en la ignominia.
TOTO: Tío Rultz, ¿qué es la ignominia?
RULTZ: Es ser un don nadie, Totó. Un perfecto desconocido que sólo vino al mundo a secretar y excretar.
TOTO: ¿Caca de gato?
RULTZ: Los gatos al menos tienen el orgullo bien plantado, Totó. Ven, ayúdame a levantarme y salir de acá.
TOTO: Yo no puedo salir de acá, tío Rultz. Lo tengo prohibido.
RULTZ: ¿No que frecuentemente te le escapas a tu madre?
TOTO: Sí…
RULTZ: Pues bien, ahora vas a ayudar al tío Rultz a escapar. Es un juego interactivo.
TOTO: ¿Sí? ¡Me gustan los juegos interactivos!
RULTZ: Pues… ¡bienvenido al juego interactivo del Dr. Rultz!
TOTO: Gracias, tío, pero ahora estoy ocupado.
RULTZ: ¿Perdón?
TOTO: Estoy ocupado, tío Rultz.
RULTZ: ¿A sí? ¿Qué hace el pequeño Totó?
TOTO: Soy el gigante Totó. Mido poco menos que de aquí a la luna y en mi mano caben ciudades enteras (Se para y destruye una parte de su ciudad).
RULTZ: ¿Y qué hace el gigante Totó?
TOTO: Construyo la ciudad de la Alegría, donde moriremos sin incomodar y nadie llorará por nosotros (Vuelve a construirla).
RULTZ: ¿La construyes? ¿Ya no la buscas?
TOTO: Me cansé de buscar, tío Rultz. O esperar a que alguien me lleve a ella.
RULTZ: Yo quisiera ser como tú, Totó. Me están quitando lo que más quiero y no puedo salir a defenderme. Acá, recluído en cama, esperando el último aliento, sin poder arreglar este pésimo tinglado.
TOTO: ¿Hay que arreglarlo?
RULTZ: Claro, Totó. Hay que arreglar las cosas, aclararlas. No puedo morir así. Con el nombre manchado.
TOTO: ¿Por qué?
RULTZ: Porque… es mi nombre el que está en juego, Totó.
TOTO: ¿El nombre importa?
RULTZ: ¡Claro!
TOTO: ¿Por qué?
RULTZ: …
Eres muy pequeño para entender las cosas de los adultos. Totó.
TOTO: Vivir me desespera, tío Rultz.
RULTZ: ¿Sabes? A pesar de todo, me agradas, Totó. ¿Por qué no convivimos antes?
TOTO: Porque mamá dijo que odias a los niños.
RULTZ: Muy cierto. Pero eres mi sobrino.
TOTO: ¿Me quieres, tío Rultz?
RULTZ: No abuses, Totó. Sólo me eres simpático.
TOTO: Gracias.
RULTZ: De nada.

            Silencio.

RULTZ: ¿Entonces, Totó? ¿Me ayudarás a salir?
TOTO: Tío Rultz…
RULTZ: ¿Sí?
TOTO: ¿Por qué el hombre gordo te quiere quitar el reconocimiento de tu muerte?
RULTZ: Cosas de adultos, Totó. Los niños no las entienden.
TOTO: Ah…
RULTZ: Así es.
TOTO: ¿Por qué no vas a la Ciudad de la Alegría?
RULTZ: ¿A qué?
TOTO: A morir en paz sin molestar a nadie.
RULTZ: ¿Morir solo, sin que nadie me vea ni me reconozca? No, Totó.
TOTO: ¿Por qué, tío Rultz?
RULTZ: Porque la muerte es necesariamente un acto público y de prestigio.
TOTO: ¿Por qué, tío Rultz?
RULTZ: Porque es así, Totó.
TOTO: La Ciudad de la Alegría es un lugar público. Es donde la gente verdaderamente vive.
RULTZ: ¿Y los demás qué hacemos, Totó?
TOTO: Sueñan.
RULTZ: ¿Qué soñamos?
TOTO: Con llegar a la Ciudad de la Alegría esperando que la Ciudad de la Alegría vaya a verles.
RULTZ: No tienes idea de lo que dices.
TOTO: No.
RULTZ: ¿Ves?
TOTO: ¿Para qué quieres estar acá donde no te quieren dejar morir a gusto si puedes ir a la Ciudad de la Alegría y morir libremente las veces que quieras? (Toma una de las piezas de sus legos, la examina y después la arroja).

            Silencio.

RULTZ: Yo acá nací, acá crecí, acá aprendí a enfermarme y acá debería morir. Así ha sido siempre desde el inicio de los tiempos. Y acá soy feliz.
TOTO: ¿Sí?
RULTZ: Claro, Totó. ¿Dónde más podría serlo?
TOTO: En cualquier lugar.
RULTZ: ¿Sabes lo que es la felicidad, Totó?
TOTO: El punto medio entre la nostalgia y la añoranza.
RULTZ: No sabes lo que dices.
TOTO: Yo digo que para morir, sólo debes hacerlo. Si te quieren ensuciar la muerte, ¿para qué sigues ahí?
RULTZ: Porque acá es a donde pertenezco. No puedo morir sin ceremonias, celebración, reconocimiento… Una buena nota en los periódicos, comentarios y homenajes a nivel nacional e internacional… ¿tienes idea de eso?
TOTO: No.
¿Eso sirve para algo?
RULTZ: ¡Claro, niño!
TOTO: ¿Para qué?
RULTZ: Para…

            Silencio.

RULTZ: El punto es que sólo hay una forma de morir.
TOTO: ¿Sólo una?
RULTZ: En el sistema, Totó.
TOTO: Tío Rultz… ¿tú morirás para que te reconozcan o porque estás enfermo?
RULTZ: No digas tonterías, Totó. Moriré porque me he enfermado.
TOTO: ¿Entonces para qué quieres el reconocimiento y que la gente te aplauda?

            Silencio.

RULTZ: No tienes idea de lo que dices.
TOTO: No.

            Silencio.

TOTO: (Toma una de las piezas de sus legos y la examina) Pero si se trata de morir, basta con morirse (La arroja)

            Silencio. Rultz se esconde bajo la sábana. Contiene un grito. Se asoma y arroja una almohada a Totó.

RULTZ: ¡Déjame en paz! (Se vuelve a ocultar bajo la sábana).

Totó sigue con sus legos.

RULTZ: Eres una peste. ¡Sal de mi cuarto!
TOTO: Casi termino la Ciudad de la Alegría.
RULTZ: Esa Ciudad y tú pueden irse mucho por… por… ¡por el caño!
TOTO: Bien.
RULTZ: (Asomándose) ¿Y? ¡¿No vas a irte?!
TOTO: Casi la he terminado. Ven a verla, tío.
RULTZ: Estoy convaleciendo en cama. Y lo que menos quiero es ver tus tonterías. Incluido tú.
TOTO: Bien. Pero deberías conocerla al menos. ¿Te la llevo?
RULTZ: ¿A dónde?
TOTO: A la cama. Soy el gigante Totó y puedo cargarla toda completa.
RULTZ: No digas tonterías.
TOTO: Soy tan grande que en mi mano caben ciudades enteras.
RULTZ: Lo único que nunca te cabrá es la razón.
TOTO: Si quieres salir de acá, el mejor lugar para ir, es la Ciudad de la Alegría.
RULTZ: ¡Puedes tomar la Ciudad de la Alegría y metértela por tu pequeño culo!

            Totó toma la ciudad de legos y, al levantarla, la ciudad crece inundando el cuarto. Rultz queda acostado en la cama en medio de una calle de la ciudad. Totó parado al lado abrazando a Perro. Perplejos.

RULTZ: ¿Qué pasó, Totó?

            Silencio.

RULTZ: ¿Totó?
TOTO: ¿Sí, tío Rultz?
RULTZ: ¿Qué pasó?
TOTO: Estamos en la Ciudad de la Alegría.
RULTZ: ¿Cómo llegamos?
TOTO: Ella llegó a nosotros.
RULTZ: ¿Estás de broma?
TOTO: No, tío Rultz.
VOZ: Judas…
TOTO: Tío Rultz…
---
TOTO: Tío Rultz…
RULTZ: ¿Sí, Totó?
TOTO: Tengo miedo.
RULTZ: ¿Miedo de qué?
VOZ: Judas…

            Totó sube a la cama.

RULTZ: ¿Por qué te subes a la cama?
TOTO: Tengo miedo.
RULTZ: Huele a caca de gato.
TOTO: Me acostumbraré al olor.
RULTZ: A todo terminas acostumbrándote.
VOZ: Judas…

            La cama empieza a moverse.
Rultz abraza a Totó.


TOTO: Tío Rultz…
RULTZ: ¿Sí, Totó?
TOTO: La cama se mueve…
RULTZ: Sí, Totó…
VOZ: Judas…
TOTO: Tío Rultz…
RULTZ: ¿Sí, Totó?
TOTO: ¿Quién es Judas?
RULTZ: ¿Por qué lo preguntas?
TOTO: He escuchado su nombre.
RULTZ: ¿Judas?
TOTO: Sí. Judas.
PERRO: Yo soy Judas.
---
RULTZ: Totó…
TOTO: ¿Sí, tío Rultz?
RULTZ: ¿Tu peluche habló?
TOTO: Sí, tío Rultz.
RULTZ: ¡Aviéntalo, Totó! ¡Sácalo de la cama!
PERRO: Un verdadero exagerado.
TOTO: No puedo hacerlo, tío Rultz... Es Perro.
RULTZ: ¡Pero los peluches no hablan, Totó!
PERRO: Sí en la Ciudad de la Alegría. De cualquier forma, no hay porqué preocuparse. No tengo garras ni colmillos y muevo la colita cuando estoy contento. Aunque tal vez sea bueno enojarse, te provoca ese lindo color amarillo.
RULTZ: ¡Los malestares hepáticos no se producen por enojos!
VOZ: Judas…
TOTO: Tío Rultz… ¿quién es Judas?
PERRO: Yo soy Judas.
RULTZ: Judas es un traidor. Traicionó a un grupo selecto.
TOTO: ¿Como la Fundación?
PERRO: No, Totó. Jamás pertenecería a la Fundación. Ella y todas son posteriores a mí y a Cristo. Cristo era ejemplar. Pero como el primer gran ejemplo, terminó siendo vapuleado, sometido, humillado… Y al final, se le pidió perdón. Tarde.
RULTZ: ¿Eres un protestante puerta a puerta que se ha metido por la ventana?
PERRO: No…
RULTZ: Esta casa es libre de religión y humo de tabaco.
PERRO: Sólo he venido a darte un mensaje.
RULTZ: Hablarle de religión a un ateo... Buena la broma. Totó, vámonos de acá.
TOTO: ¿A dónde, tío Rultz?
RULTZ: A donde la razón perdure. ¿Será que he muerto ya y esto es la ignominia?
PERRO: Tú no sabes lo que es la ignominia.
RULTZ: Y tú sí.
PERRO: Claro.
TOTO: ¿Por qué?
PERRO: Historia de la salvación, le llaman. Cada uno tiene un papel que desempeñar. Para no aburrir, Cristo vino y trajo el fuego a la tierra, cambió la historia del hombre. Como al poder no le gusta que le cambien las cosas, sometió a Cristo. Pero Cristo ya lo tenía todo planeado, él debía ser sometido, humillado y crucificado.
RULTZ: (Bajando de la cama) Esto es absurdo (Explora su cuarto).
PERRO: Pero para que Cristo fuera crucificado, alguien debía entregarlo, armar el tinglado, ¿sabes?, hacerle el juego al poder para que el poder cayera y todo funcionara. ¿Quién lo iba a hacer?
TOTO: ¿Mi tío Rultz?
RULTZ: No digas tonterías.
PERRO: Cristo vino, explicó el plan y todos escondieron la mirada. Sólo yo me decidí a hacerlo. Nadie más.
TOTO: ¿Por qué nadie más?
PERRO: Porque no tenían el valor para hacerlo, o la luz para entender. Cristo debía hacer el juego, pero entre los doce, sólo yo pude seguirlo. ¿Quién más lo iba a hacer? ¿Pedro? Esa gallina no tuvo el valor ni para reconocerlo. Lo negó tres veces y después los gallos cantaron burlándose de él: ¡gallina, gallina, gallina!
            Sólo yo lo hice. Me dejaron solo. Pero hice lo que tenía que hacer. Un beso. Treinta monedas y la humillación. Ver morir a mi mejor amigo para salvar al mundo. Era todo necesario. Me sacrifiqué, como Cristo. Y pese a eso… estamos donde estamos.
TOTO: ¿En La Ciudad de la Alegría?
PERRO: No.
RULTZ: No entiendo un carajo qué está pasando. ¿De qué se trata todo esto? ¿Dónde está mi cuarto? ¡De pronto nos fuimos a la mierda!
PERRO: No entiendes nada. Eres como los otros. Los otros once. Los que me hundieron. Los que construyeron la historia como quisieron para poder mantenerse cómodos en su “trono santo”. Como los otros.
TOTO: ¿Qué pasó con ellos?
RULTZ: Nada, pasó lo que pasa siempre. Que entendieron tarde el chiste. Como los tontos que se ríen hasta que llegaron a sus casas. Ya entendí, dicen y se ríen. Y se saben tontos pero lo niegan. Y para justificar su estupidez, dijeron que se les apareció el Espíritu Santo y les explicó; que nadie más en el mundo pudo haber entendido sin ayuda del Espíritu Santo.
¿Y yo?
Cretinos. Y entonces, a reinventar la historia. A escribirla a su imagen y semejanza. A contarla por el mundo como ellos quisieron, alterando las cosas a su conveniencia para quedar bien, diciendo que nadie podría entender si no era por medio del Espíritu que se recibía sólo por ellos. Por ellos y por nadie más. Y a pararse el cuello. A decir que sobre ellos se edificaría todo. A quedar bien con todo el mundo. A sonreír hipócritamente hablando del amor junto a un apretón de manos. ¿Y quién a la cabeza? ¡Claro! ¡Pedro! El cobarde que no fue capaz de reconocer en público su amistad con Cristo. El cobarde que no tuvo valor para aceptar el plan divino. El cobarde que no acompañó a Cristo en su tormento: Pedro. Con su eterno formalismo, su figura regordeta y sonrisa política. Con su correcto hablar y bien pronunciar. Pedro. Él contó todo justificándose a sí mismo y sobre él se edificó la historia. Cimiento. Y ahí, Totó, justo en ese momento, nacieron las Instituciones. Pero yo aún estaba, era el testigo de que así no fueron las cosas. ¡Pues venga!, a condenarme al desprestigio, a deshacerse de mí, a llamarme traidor. Y yo con el dolor de haber perdido a mi amigo mientras ellos se gozaban en su mentira impuesta. Y dijeron que tras la traición, me suicidé.
Que me suicidé… Un favor me hicieron. ¿Sabes lo que es el suicidio, Totó?
TOTO: No.
PERRO: El verdadero suicidio es honor, Totó, no cobardía. Cristo fue el primero en suicidarse. Pero ellos no lo sabían, y pensaron que volverme suicida era un plan genial. Y justificaron toda su mentira en el Espíritu Santo, que por ellos hablaba y sólo a ellos pertenecía, dijeron. Ventrílocuos palomeros. ¡Y habemus historia!
            Se negaron a forjar la historia del mundo cuando era necesario y después la escribieron a su manera para no quedar mal. Y a condenar en nombre de la fe. Por la fe es que se debe creer. Creer en lo que ellos inventaron. Acto de fe. Y quien no lo crea, es porque está mal y no ha recibido el Espíritu y sus ojos se niegan a ver el traje del emperador. Pero ante todo, hay que quedar bien. Y entonces, a mandar cartas. Cartas mariconas hablando del amor. Cartas hipócritas hablando de Cristo. Cartas moralinas para quedar bien, para hacerse los lindos, los correctos y justificar su falta de valor ante los demás argumentando integridad. No se atrevieron a hacer bien las cosas en un inicio y quisieron corregirlo al final quedando bien ellos, ante todo. Y a la cabeza, Pedro. Con su gorda figura y su cabeza blanca. Mandando cartas por todos lados. Botarga de supermercado. Padre de las Instituciones.
RULTZ: ¿Qué hiciste para arreglarlo?
PERRO: Me fui. Tomé una barca y desaparecí, autoexiliado de una mentira que se impuso por medio del poder y la sonrisa.
RULTZ: ¿Por qué?
PERRO: Porque así son las cosas. Siempre hay alguien que quiere figurar a costa de lo que sea. Como la Verónica. La Verónica fue una mujer de la que ningún libro habla pero que insiste en ser representada. Dice que le limpió el rostro a Cristo y por eso merece estar en los altares. Pero nadie escribió de ella. Sin embargo, llora. Llora por aparecer, por figurar. Es así. Siempre hay alguien haciendo lo que sea con tal de aparecer.
TOTO: ¿Por qué?
PERRO: Porque nombre es destino, Totó.
TOTO: Ah…
RULTZ: Qué linda historia… Lástima que no sirva para nada.
PERRO: Debes contársela a tus nietos.
RULTZ: Lo haría pero no tengo.
PERRO: Una línea intelectual más que se pierde.
RULTZ: Y que lo digas.
TOTO: Yo seré el heredero de la línea intelectual familiar.
PERRO: Pues entonces deberás contarlo tú.
TOTO: Bien.
RULTZ: Pobres.
VOZ: Judas…
TOTO: ¿Esa voz?
PERRO: Es la justicia reclamada.
TOTO: Ah…
PERRO: Así es, Totó. ¿Ya se te pasó el miedo?
TOTO: Un poco, sí.
RULTZ: Ya estuvo bien de este mamoneo, ¡quiero salir de acá!
PERRO: ¿Por?
RULTZ: ¿Sabes lo que es una mala tarde? Que estés contento en tu cama sintiendo que la muerte te invade, esperando exhalar el último aliento al ritmo de los aplausos y de repente, abres los ojos y te encuentras un topo construyendo ciudades. Después una amiga viene dejando en casa una cagada de locura. Luego el grupo que mayor orgullo te ha causado te arruina la vida. Y a eso súmale que un peluche empieza a hablarte como protestante puerta en puerta. Eso es un mal día. ¡Y justo cuando debió ser el día más feliz de mi vida!
TOTO: ¿Cuál?
RULZ: ¿Como que cuál? ¡El día de mi muerte!
PERRO: Estás demasiado subido en tu ego y no puedes ver más allá de tus narices.
RULTZ: Lo único que quiero ver es un camino por el que pueda salir para ir a arreglar las cosas antes de mi muerte. ¡Mi nombre y mi reconocimiento están en juego!
PERRO: No has entendido nada.
RULTZ: ¿Nada de qué?
PERRO: Por qué estás acá.
RULTZ: Porque Totó hizo su gracia. ¿Qué más?
PERRO: Decírtelo sólo hará las cosas obvias. Qué más da. Por lo visto, el legado intelectual va muriendo antes que el cuerpo que lo posee. Tú eres Judas.
RULTZ: ¿Yo? ¿No que tú?
PERRO: Tú eres yo.
RULTZ: Esto ya es demasiado. Que alguien me ayude a salir de acá, necesito volver.
PERRO: ¿Para qué quieres volver?
RULTZ: Porque debo morir.
PERRO: Acá puedes morir.
RULTZ: No pertenezco acá. Acá no habrá reconocimiento.
PERRO: ¿Y perteneces allá? Te quieren correr.
RULTZ: Pero se puede aclarar. Basta con explicar bien las cosas, basta con que vean claramente todo tal cual ha sucedido, basta con que entiendan, basta con/
PERRO: Basta.

            Silencio.

PERRO: Cuando estaba con Cristo, todo era tan vano... La gente nos alababa, nos aplaudía, nos celebraba. Yo pensé que eso era estar con Cristo, pero sólo entendí de verdad lo que era estar con él cuando nos pidió entregarlo, no antes. Antes sólo andábamos de evento social en evento social, haciéndonos los importantes, cultivando el reconocimiento, completamente dormidos en nuestra supuesta grandeza. “Los elegidos”. Fue necesario que él se sacrificara para despertar. Pero sólo despierta quien quiere ver de verdad. Lo que han dicho, dicho está. Nada va a cambiar. Así ha sido siempre y así será. Con Pedro a la cabeza, el valor predominante será la hipocresía. Ahora sólo faltan las cartas.
RULTZ: ¿Qué cartas?
PERRO: Las que enviarán.
RULTZ: ¿Enviarán cartas? ¿A dónde?
PERRO: Ya lo verás.
RULTZ: Eso no puede ser.
PERRO: Es así. Son así. No pueden ir contra lo que son. Cosa de los círculos.
RULTZ: ¿Círculos?
PERRO: Las circunferencias ya están cerradas, no pueden cambiarse. Para que sean perfectas es necesario hacer lo que sea, defenderse de lo que hay fuera o incluso atentar contra lo que haya dentro.
RULTZ: Todo se aclarará.
PERRO: Sólo hay una cosa clara para ellos y es esto.
           
Una enorme lápida. En la lápida está escrito: “Acá yace el Dr. Rultz, reconocido y amado médico. En su muerte fue de vital importancia que la Dra. Laxis se haya enfermado, sin lo cual, él no hubiera conocido el cáncer y así no hubiera podido morir”. Rultz mira la lápida. Llora.

PERRO: Esto es lo que opinan de ti.
TOTO: ¿Qué dice, tío Rultz?
RULTZ: Nada.
PERRO: A ellos no puedes ni podrás cambiarlos.
RULTZ: Tanto tiempo juntos…
PERRO: Y se resume así.
RULTZ: Esto no es verdad…
PERRO: Lo es para ellos. Así decidieron escribirlo.
RULTZ: Mi reconocimiento…
PERRO: ¿Para qué quieres que te aplaudan cuando estés muerto? Ya no podrás escuchar los aplausos. ¿De qué sirven, entonces?
RULTZ: Porque así es como debe ser.
PERRO: Así es como debe ser para ellos. Y tú lo has aceptado para pertenecer. Ahora ya no perteneces y eres libre de decidir qué hacer. Cómo escribirte. Sin ellos.
RULTZ: Pero es que todo es tan tonto… es una mentira…
TOTÓ: Basta con que tres crean una mentira para que se convierta en verdad. O que al menos estén dispuestos a aceptarla.
RULTZ: ¿Pero y si es verdad? ¿Y si hay algo de Laxis en mí?
PERRO: Eso lo sabes tú. ¿Hay algo de Laxis en ti?
---
RULTZ: (Revisándose) No… Nada.
PERRO: Entonces ahora sí estás claro.
RULTZ: Sí.
PERRO: Deberías agradecerles, sin saberlo, te han regalado tu libertad.
RULTZ: …
PERRO: Lo que pase con tu nombre, depende sólo de ti, no de los otros. Es mejor morir íntegro que alabado. El reconocimiento se deriva de tus actos, no de la opinión pública.
RULTZ: …
PERRO: ¿Y bien? ¿Qué harás con esto?
RULTZ: No sé.
PERRO: Deberás decidir. Ya es de noche y la gente empieza a llegar.

Timbre. Rojo intenso. Timbre otra vez. La lápida y la Ciudad de la Alegría se rompen y comienzan a derrumbarse. Timbre otra vez. Todo cae en pedazos. Rultz intenta protegerse y cae también.
Cuarto blanco en la misma posición de siempre. Totó está pateando la ciudad de legos que ha construido. Rultz sale de abajo de las sábanas.

RULTZ: Totó… ¡Totó!
TOTO: ¿Sí, tío Rultz?
RULTZ: ¿Qué pasó?
TOTO: ¿De qué, tío Rultz?
RULTZ: ¿Y La Ciudad de la Alegría?
TOTO: No me gustó. Haré otra.
RULTZ: ¿Dónde está Perro?
TOTO: Acá conmigo (lo muestra).
RULTZ: Ya es de noche…
TOTO: Hace un par de horas. ¿Estás bien, tío Rultz? Estás sudando.
RULTZ: Sí, Totó… sí.

Totó empieza a armar la ciudad de legos nuevamente. Rultz se acomoda en la cama. Mira alrededor. Ruidos en la chimenea. Entra Fock por ella.

FOCK: Rultz, dos puntos. Notarás que ya no te dije ni querido ni estimado, coma, sólo Rultz a secas y dos puntos, punto. Vengo nuevamente en mi propia representación para comentar algunos puntos, coma, que es necesario tocar, punto. Hay acusaciones en tu contra girando por las bocas y las orejas con las cuales, coma, debo aclarar, coma, no estamos de acuerdo, coma, sin embargo las apoyamos, punto. Seguramente esto te parecerá raro o contradictorio, coma, pero son las rarezas las que le dan sabor a la vida, coma, aunque nosotros mismos no podamos explicárnoslas, punto. Así que las apoyamos, punto. Por otra parte, coma, dado que he visto ya tu lápida mortuoria y no cumpliste con la sugerencia que te hice, coma, he escrito una carta y la he enviado a las embajadas, coma, a las fundaciones médicas y no médicas, coma, instituciones, coma, personalidades y revistas que quieran sacar partido de esto, coma, aunque negaremos habérselas enviado, punto (Ríe). La carta habla de ética, coma, de buenas formas, punto. Dice que la Fundación te desconoce, coma, que no eres más un doctor de ella y por lo tanto, coma, ya no eres médico, punto. Te hemos sacado de nuestras filas, punto. Dice que nosotros sólo somos armonía y tú la has roto, punto. Te desconocemos y por lo tanto, coma, pedimos que te desconozcan, punto (Ríe). Y bueno, coma, sólo te lo comunicaba, punto. Sin más, coma, me despido, punto. Está de más decir que ya no obtendrás nunca reconocimiento alguno en tu muerte ni después de ella porque así lo hemos decidido, punto. Morirás en la ignominia, coma, como un cualquiera que sólo vino al mundo a secretar y excretar teniendo trabajo de oficina y durmiendo en el transporte público por al cansancio, y esto gracias a nosotros, punto. Todo pudo ser tan simple si hubieras acatado la sugerencia que te hice, suspensivos.
RULTZ: ¿Enviar cartas?
FOCK: Claro, punto. Mira, coma, ya se ha publicado en esta revista (Saca una revista y muestra la publicación).
RULTZ: ¿Publicada ya?
FOCK: Claro, coma, pero nosotros no sabemos cómo llegó ahí, punto.
RULTZ: ¿No sabes? ¡Es un documento oficial, Fock!
FOCK: Eso ni dudarlo, coma, tiene folio y nos emociona que nos publiquen, coma, pero nosotros no sabemos cómo llegó a esta revista (Guiñando el ojo), punto. Es un misterio, punto.
RULTZ: Enviando cartas…
FOCK: Es así como fue escrito y así será, coma, ahora, coma, cada cual que se rasque con sus propias uñas; punto y coma, nosotros en nuestro círculo y tú en el tuyo, punto. Me voy, punto.
RULTZ: Él tenía razón.
FOCK: ¿Quién?, entre interrogativos.
RULTZ: Él. Tenía toda la razón.
FOCK: Si tiene la razón y es alguien importante, coma, seguro le conozco, coma, yo me codeo con mucha gente, coma, si es famosa, coma, claro, punto. Tú sabes, coma, los círculos, punto.
RULTZ: Los círculos…
FOCK: Claro, coma, los círculos, punto. Son importantes y es necesario preservarlos, punto. Cada cual que se rasque con sus uñas en el suyo, punto.
---
RULTZ: Fock… puedes ir a rascarte el círculo a donde gustes. ¡Saca de mi casa tu horrenda masa rellena de algodón!
FOCK: ¿Qué? Entre interrogativos.
RULTZ: Como lo oyes. No quiero volver a verte o saber de ti en mi vida.
FOCK: ¿Eres consciente de lo que estás diciendo, coma, Rultz? Entre interrogativos.
RULTZ: Nunca estuve más seguro, oso de felpa.
FOCK: Eres un malagradecido, coma, Rultz, punto. Después de todo lo que hemos hecho por ti, suspensivos. Pero no me voy a rebajar a pronunciar palabras de baja calaña, punto. Sólo te digo que tu vida habrá sido en vano, coma, y postrado en cama, coma, sin poder hacer absolutamente nada, suspensivos. Lo que te sugerí no te afectaba en forma alguna, coma, era una simple sugerencia como epitafio, coma, minucias en tus procesos, punto. Tú así lo decidiste, punto. Ahora cada cual con sus consecuencias, punto. Todo lo anterior con admirativos, punto. Y debo confesar que me dará un gusto terrible ver que mueras sin un solo aplauso o gesto de reconocimiento, punto.
RULTZ: ¿Sin uno solo?
FOCK: Por supuesto que ni uno solo, punto. ¿O crees que alguien te aplaudirá al saber que te hemos expulsado de la Fundación?, entre interrogativos. ¿Y más aún después de llamarte plagiario?, entre interrogativos. Ahora eres un apestado, coma, un leproso de la medicina, punto. La gente ni siquiera querrá volver a saludarte, coma, si es que te ven en otra vida, punto. Te sonreirán hipócritamente por cortesía y después huirán temiendo que les robes sus propias enfermedades, punto. Te has marcado para toda tu muerte, punto. No, coma, corrijo, coma, te hemos marcado para toda tu muerte, punto.
RULTZ: La gente que me quiera saludar en la muerte, lo hará, quien crea en mí, lo seguirá haciendo, independientemente de ti y de tus cartas, Fock.
FOCK: Lo dudo, coma, Rultz, coma, ¿crees que te creerán a ti, coma, que eres un simple doctor más, coma, de élite, coma, pero uno más al fin y al cabo, coma, o a mí, coma, que soy el director de la Fundación y el representante de todo?, entre admirativos. Yo soy la cabeza y sobre mí todo se funda, coma, Rultz, punto. Y aunque lo que decimos sea verdad o no, coma, basta con repetirlo muchas veces para que termine instalándose como verdad y la gente lo crea, punto.
TOTO: ¿Tío Rultz?
RULTZ: Ahora no, Totó.
TOTO: ¿Forma de qué tiene la nube que está pasando por la ventana?
RULTZ: No lo sé, Totó. No molestes que estamos en cosas de adultos.
FOCK: Eres un displicente, coma, Rultz, coma, hasta con tu propia familia, punto. Yo, coma, que soy tan buena y educada persona, coma, pequeñín, coma, te lo diré, punto (Va hacia la ventana, la abre y se asoma). Tiene forma de algodón.

            Totó llega por detrás y patea a Fock. Fock cae por la ventana. Totó se asoma y lo mira caer. Regresa a su ciudad de legos y sigue construyendo.

RULTZ: Totó… ¿qué has hecho?
TOTO: Ese hombre me desesperaba, tío Rultz.
RULTZ: ¿Lo has matado? Eres muy pequeño para eso.
TOTO: No murió. Cayó sobre una especie de mujer que pisaba el jardín y rondaba la casa dejando agujeros.
---
RULTZ: Gracias, Totó… gracias.
TOTO: Hoy en día ya no se puede estar en paz.
RULTZ: Así es, Totó.

Totó se levanta y destruye su ciudad de legos.

RULTZ: Totó…
TOTO: ¿Sí?
RULTZ: ¿Por qué destruyes las ciudades que construyes?
TOTO: Porque no me gustan. Además puedo volverlas a hacer.
RULTZ: ¿No te cansa?
TOTO: Prefiero estar pleno que sólo conforme, tío Rultz.
---
RULTZ: Eres vivillo, Totó. ¿Y todas esas fichas tiradas?
TOTO: Ya están rotas y ya no sirven. Si ya no me sirven, ¿para qué las quiero?
RULTZ: Podrías arreglarlas.
TOTO: Sólo los tercos arreglan lo que se ha roto, tío.
RULTZ: …
TOTO: Y para morir, hay que despertar.
---
RULTZ: ¿Qué dijiste?
TOTO: ¿De qué?
RULTZ: Eso, lo de morir y despertar.
TOTO: Que para poder morir, hay que despertar.
RULTZ: ¿Por qué dices eso, Totó?
TOTO: Perro me pidió que te lo dijera.
RULTZ: ¿Perro?
TOTO: Sí. Cuando estábamos en la Ciudad de la Alegría.
RULTZ: ¿Fue verdad? ¿No fue un sueño?
TOTO: Tío Rultz, la vida como la vivimos, es un sueño.
---
RULTZ: Bien…
TOTO: Bien.
---
RULTZ: Totó…
TOTO: ¿Sí, tío Rultz?
RULTZ: No, nada.

            Entra Mylene. Viste de color negro.

MYLENE: Es hora, la gente está llegando y todo está listo. Sólo faltas tú.
RULTZ: Bien.
MYLENE: ¿Estás bien?
RULTZ: ¿Sabías que para poder morir realmente, debes despertar?
MYLENE: Sí.
RULTZ: Y sólo los tercos arreglan lo que ya se ha roto.
MYLENE: (Sonríe) Claro.
RULTZ: Yo soy un médico sólo por la enfermedad y nada más. La Fundación no puede atentarme y menos sugerirme. Enviarán cartas y más cartas. Me quitarán las plumas que deseen. Se enojarán conmigo y querrán bloquearme, negarme el reconocimiento y apestarme para que la gente se aleje de mí. Pero al final, sin saberlo, me han regalado mi libertad y sólo ellos pasarán por la ventana.
MYLENE: Bien.
RULTZ: Tienes un buen hijo, Mylene.
MYLENE: Lo sé.
RULTZ: Debiste traerlo antes.
MYLENE: Las cosas pasan en el momento en que tenían que pasar.
RULTZ: Bien.
MYLENE: Prepárate entonces, no querrás dar mala impresión en este día (Le da un beso, le guiña el ojo y sale).
RULTZ: Totó…
TOTO: ¿Sí, tío Rultz?
RULTZ: Alcánzame el traje que está en el armario.
TOTO: ¿El blanco?
RULTZ: No, el negro. El blanco no me va en este momento con el amarillo de la piel.
TOTO: Bien (Deja su ciudad y va al armario. Con dificultad baja un traje negro y lo lleva a la cama. Lo avienta en ella).
RULTZ: Totó… ayúdame a ponérmelo, por favor.

            Totó sube a la cama. Ayuda a Rultz a cambiarse.

RULTZ: Totó…
TOTO: ¿Sí, tío Rultz?
RULTZ: Quiero hacerte un regalo.
TOTO: ¿Qué es?
RULTZ: Mi herencia intelectual.
TOTO: Eso ya me lo habías dado.
RULTZ: No, Totó.
TOTO: Tú lo dijiste.
RULTZ: Lo dije por decir, pero esta vez es en serio.
TOTO: ¿Por decir?
RULTZ: Es lo que hacemos los adultos, Totó. Decimos cosas por decir. Para salir del paso o evadir algo que no queremos.
TOTO: ¿Y por qué ahora es en serio?
RULTZ: Porque te he tomado afecto.
TOTO: ¿Te soy simpático?
RULTZ: No, Totó, me parece que te quiero.
TOTO: Pero odias a los niños.
RULTZ: Sí, pero no a mi sobrino. Los niños son lindos cuando son tus sobrinos y los tienes sólo un poco de tiempo.
TOTO: Yo he estado acá mucho tiempo.
RULTZ: Y si no te callas empezaré a odiarte otra vez.
TOTO: Bien.
RULTZ: Ven, Totó, quiero darte un abrazo.
TOTO: ¿Quieres que te rasque la espalda?
RULTZ: No, sólo déjame abrazarte.

            Abrazo largo. Se separan.

RULTZ: Bien.
TOTO: Bien (Comienza a vestir a Rultz).
            Tío Rultz… ¿Cuándo seas una constelación, podré verte?
RULTZ: Todas las noches, Totó.
TOTO: Ya es de noche.
RULTZ: Espera un momento, Totó. Primero debo morir y después iré al cielo.
TOTO: ¿Y serás una gran constelación?
RULTZ: No sé, Totó. Tal vez sólo una estrella pequeñita.
TOTO: La estrella que lleva a La Ciudad de la Alegría.
RULTZ: Ésa sería lindo.
TOTO: Bien, me gusta.

Termina de arreglar a Rultz. Le ayuda a levantarse y a bajar de la cama. Rultz se acomoda el traje.

RULTZ: Es hora. ¿Vamos?
TOTO: ¿A dónde?
RULTZ: A mi funeral.
TOTO: ¿Será divertido?
RULTZ: Un poco, sí. Gente vieja llorando, abrazándose, condoliéndose… Pidiendo rezar por el perdón de mi alma. Hablando de cuánto me querían, de lo mucho que me admiraban… Cantando y comiendo… Desfilando ante mi ataúd negro para ver mi piel amarilla y después ir a comentar chismes de poca monta. Toda una fiesta.
TOTO: ¿Habrá piñata?
RULTZ: Sólo un ataúd negro con un muerto amarillo.
TOTO: Entonces prefiero quedarme aquí.
RULTZ: Me gustaría que fueras, al menos un momento. Será importante para mí.
TOTO: ¿Por qué?
RULTZ: Porque entre tanta gente, siempre se prefiere tener a gente que te quiera y tú quieras, Totó.
TOTO: Bien.
RULTZ: Bien. ¿Entonces vas?
TOTO: No creo, tío.
RULTZ: Bien. (Va hacia la ventana, se asoma y ríe) ¿Cayó muy fuerte?
TOTO: Rebotó un par de veces. Después de tirarse a la mujer, la levantó, subieron a un auto y salieron por el portón.
RULTZ: Bien (Recorre su cuarto un momento. Va a la puerta y abre. Entra Stein. Se escucha la voz de Mylene que canta en la sala Casta Diva).
STEIN: Debes entrar al ataúd. La gente te espera. ¿Ves? Están ansiosos por aplaudir mientras agonizas.
RULTZ: Tengo algo que pedirte.
STEIN: Dime.
RULTZ: Cuida a Totó. Te sacará de quicio algunas veces, pero es buena bestia. Nunca lo vi hasta hoy y ya le he tomado aprecio.
STEIN: Se parece a ti. Seguro será médico.
RULTZ: O arquitecto, como su padre.
STEIN: Albañil con pedigree.
RULTZ: Me encantas, Stein.
STEIN: No te emociones demasiado, podría llenarte de vida y ya es hora de morir.
RULTZ: Cierto, vamos.
Aunque ya estoy emocionado, tengo ganas de bailar.
STEIN: ¿Me concedes la última pieza? Como aquellos días.
RULTZ: Totó nos mira.
TOTO: (Sonríe) Soy el heredero de la línea intelectual familiar y estoy capacitado para comprender las cosas que los adultos no entienden de sí mismos.
STEIN: Gracias, lindo. Entonces, ¿me concedes esta última pieza?
RULTZ: Nunca bailé Casta Diva.

            Se toman. Bailan mientras Mylene canta en la sala. Una vuelta.

RULTZ: Es suficiente. Este tinte melodramático me está produciendo salpullidos.
STEIN: Un padecimiento más antes de tu muerte. Goloso.
RULTZ: Dejemos esto y mejor, vamos.

            Van a la puerta. Rultz respira.

STEIN: Después de ti.
RULTZ: No, tú primero.
STEIN: Claro (Sale).
RULTZ: Totó, de verdad me gustaría que estuvieras conmigo.
TOTO: ¿Sí, tío?
RULTZ: Claro. ¿Vendrás?
TOTO: No, tío.
RULTZ: Bien…
Te quiero, Totó, eres un Rultz de pies a cabeza (Toma impulso y sale).

Totó lo mira ir. Sigue con sus legos.

VOZ: (Inicia con el sonsonete característico de los poetas cuando leen, hasta que poco a poco lo va perdiendo [afortunadamente]) Soy aquella que no pudo hablar, no pudo decir nada. En el torbellino quedé atada a un brazo de aire. En el torbellino quedé en medio de la nada. Abandonada, callada. No me escucharon. Grité y quise hablar. Errante lloré en las ciudades por mis hijos. No me escucharon. Es porque yo no sé hablar.
PERRO: Judas.
VOZ: Esperaron de mí lo que no era. Esperaron de mí palabras vanas. Esperaron de mí disculpas tontas. Esperaron de mí…
PERRO: Judas.
VOZ: Sólo quiero hablar al despertar. Mi somnolencia me llevó a quedar apagada en un semáforo fundido. En el amarillo. Parpadeante. Preventivo. Hoy el verde se enciende y me pide que siga. Que adelante. Un auto atrás me pita. Otro me enviste por el lado. Dolor en el cuello, dolor en la vida. Me enviste. Luces preventivas que no estaban. Luces que me quisieron matar. Que enviaste a darme muerte.
PERRO: Judas.
VOZ: Pero seguí adelante. Seguí y seguiré. Nada me detiene. He logrado despertar. El amarillo ha terminado. El verde se enciende. Soy la luz de esa estrella que va subiendo. La luz de esa estrella que no es una constelación, pero brilla. Es pequeña pero brilla. En verdad que brilla.
PERRO: Soy Judas. El traidor. El suicida. El apestado. Errante en las ciudades. Hablé y no me escucharon. Me callaron. Quisieron coserme la boca. Quisieron cocerme la boca. Hoy que mi alma muere, mi voz se libera. Habla. Quien quiera escuchar, escuche. Quien quiera despertar, que lo haga. Para morir, basta con despertar. Y al despertar, abrir los ojos, mirar las cosas y darme cuenta de lo que pasa, darme cuenta de dónde estoy ahora, darme cuenta… sólo quise hablar para decir una cosa: Estoy despierto, me regalaron mi libertad.
VOZ: Judas…
PERRO: Yo soy Judas. Lo que piensas que hago es tu fantasía. Tus sueños inconclusos. Tus miedos manifiestos. Yo no hago nada. Sólo quiero salir de mí. Mi mayor placer ahora es no cumplirte expectativas, es no ser lo que pretendes que sea, es no satisfacerte, es no llenarte el vaso. O bien, desbordarlo. Sin definir. Sin definirme. Mi placer es no ser como ordenas que debo ser. No meterme a tus parámetros. James Dean muere en un choque haciendo felatio. Rebelde sin causa. Muerto pero lleno de placer. Y dices que estoy mal. Que al hacer eso sólo atento contra mí. Que no logro nada. Que no llego a ningún lugar. Que al hacer eso me estoy apartando de lo que soy, andando sin rumbo fijo. Andando a la deriva. Que al hacer eso sólo voy tropezando de error en error. Cayendo en un pozo sin fondo del que no podré salir. ¿Pondrás tú la tapa?
VOZ: Sólo sé de cierto que para hablar me hace falta un buen trabajo de ortodoncia. Quiero a un dentista. Me estoy enamorando de uno. Es alto, guapo, delgado y con frenos. Quizás él pueda frenarme.
PERRO: Este soy yo, Judas, el traidor, el suicida, el apestado. Me miras y te preguntas qué es esto. ¿Un zapato? ¿Una maleta?
VOZ: “El perro me mira babeante”. LEAR. Tormenta de nieve dentro del cráneo.
PERRO: ¿Qué es esto? ¿Un zapato? ¿Una maleta?
VOZ: ¿Dónde están mis parámetros? ¿Dónde han quedado mis sueños?
PERRO: Tú me hundes y yo floto. Tú me cubres y yo transpiro.
Elena se recogía en pedazos del espejo roto.
Pero ni así obtuvo su Paz.

            Totó termina su ciudad de legos. La observa.

PERRO: ¿Vas a destruirla?
TOTO: No.
PERRO: ¿Al fin estás satisfecho?
TOTO: Nunca estaré satisfecho.
PERRO: La vida es una insatisfacción fluyendo, Totó.
TOTO: Claro.
PERRO: Bien. ¿Vamos?
TOTO: ¿A dónde?
PERRO: Al funeral de tu tío.
TOTO: ¿Es necesario?
PERRO: Es tu familia. La familia permanece junta.
TOTO: ¿Siempre?
PERRO: Sólo cuando vale la pena.
TOTO: Entonces debo ir. Le he tomado cariño.
PERRO: Bien.
TOTO: ¿Debo arreglarme?
PERRO: Eres un niño, Totó. Es deber de los niños desentonar en toda ocasión. Más cuando son cosas de adultos.
TOTO: Me gusta. Las cosas de adultos son completamente ridículas.
PERRO: Bien. Entonces, si ya no tienes nada más que hacer o decir, apaga la luz y cierra la puerta.

            Se dirigen a la puerta. Apagan la luz y salen.




Ò Obra escrita con la beca del PECDA – FOESCA Oaxaca, Jóvenes Creadores 2009.